Con el festival más longevo de España era la oportunidad perfecta de volver a la realidad, un festival con muchos cambios, estrenando ubicación, y fecha. Dichos cambios han sido valorados de manera positiva por los asistentes, alejando el calor veraniego, y cambiando a un pueblo con un recinto ferial de grandes dimensiones con capacidad para 1400 personas, con un escenario amplio y todas las comodidades.
Nuestro compañero José Emilio era también fotógrafo oficial del festival, así que llegamos muy pronto al recinto, donde pudimos asistir al final de las pruebas de sonidos y dar una vuelta por los puestos de merchandising, donde encontramos, entre otros, las novelas de nuestro “thrashtocado” favorito, Wesker, más feliz que una perdiz.