Era una fecha en la que diferentes bandas actuaban en salas de Madrid, pero yo no podía perderme a EASY RIDER: una banda con la que me une una amistad de hace muchos años (desde casi sus inicios), con una puesta en escena impresionante y un discazo (Maniphesto) que presentar. Todo eso me hizo trasladarme al madrileño barrio de Moratalaz y su sala más emblemática, Silikona, a presenciar el concierto. No sin antes encomendarnos a nuestros dioses del metal para que no pasase nada raro, como es habitual en dicha sala (cuando no es el sonido, son las luces, o las dos a la vez). Así que, tras una merienda caliente para entrar en calor, allí nos dirigimos.




