El Motín de Arganda fue un suceso que tuvo lugar en la villa de Arganda del Rey en 1613, motivado por la pérdida del privilegio de ser villa de realengo y que tuvo en el duque de Lerma, Francisco de Sandoval y Rojas, su principal protagonista.
Con motivo de la celebración de los actos correspondientes al motín, se celebraba en la Plaza Mayor de Arganda del Rey uno de los actos que realmente nos importan en la web, y era el concierto de la banda liderada por José Carlos Molina, ÑU.
Sobre las diez de la noche sonaba la intro que arrancaba el concierto, con una gran afluencia de público de todo tipo de gustos y edades. No hay ningún loco dio inicio al show. Algunos problemas de sonido, sobre todo en la guitarra de Samuel, hicieron que en la segunda canción, La granja del loco, comenzara sin guitarra: sonaron batería, bajo y violín. Tardaron varios temas, pero al final el sonido era lo más decente posible, sin llegar a ser claro y nítido del todo.
Gran sorpresa nos causó Sara Ember, al violín, perteneciente al grupo FINWAY, entre otros, dándole al grupo un nivel de calidad y una puesta en escena muy buena, en temas como La bailarina, con un solo a cargo de ella que demostró la calidad que tiene.
Otros temas que sonaron fueron Tocaba correr, El tren, Una copa por un viejo amigo, la imprescindible Ella, con Molina a los teclados, La danza de las mil tierras, uno de mis favoritos. Extrañé temas como Cuentos de ayer y de hoy o Preparan, pero es lo que tiene luchar contra el tiempo, que es limitado y son más de 40 años de carrera como para no tener que descartar canciones.
Con su clásico El flautista, volvieron a aparecer los fantasmas del sonido, esta vez en el micrófono de Molina que, visto lo visto, nos dejó a los asistentes que la cantáramos, y no defraudamos. Tras un amago de abandonar el escenario, y con Trovador de ciudad, nos dijeron hasta pronto tras más de 90 minutos de concierto.