Crónica: TERRAL sopla en diciembre (con HERMANA FURIA como vendaval invitado) (Cochera Cabaret – Málaga 05/12/2025)

El terral es un viento abrazador, que en verano suele asolar Málaga, un calor aplastante como un secador de pelo soplando en la cara todo el día. El cenachero, los boquerones y el terral son de las cosas más representativas de Málaga, y TERRAL eligió uno de esos símbolos para dar nombre a su banda, quizás el más rockero de los tres, y sobre todo el más caliente.

HERMANA FURIA

El cuarteto madrileño está con el viento en popa. HERMANA FURIA es una de las bandas pujantes de la escena underground, con un rock alternativo que mueve y remueve y que no deja indiferente. La banda está presentando Rumias, su trabajo publicado el 20 de noviembre, y el público malagueño iba a ser uno de los primeros testigos del furioso fenómeno.

La pegada inicial de Tweety a la batería, que nos dejó despeinados desde el primer segundo. Fue la apertura del vendaval liderado por Nuria, la vocalista de la banda, que sabe captar la atención tanto por su actitud como por su voz imponente. Edu tampoco se quedó atrás a la hora de despachar riffs, punteos y espectáculo, pero me quedé fascinado por Pau y su bajo, un bajo que suena, que gruñe, que empuja, que se retuerce, y que lleva gran parte del peso musical de la banda sin limitarse a ser parte de la sección rítmica; todo lo contrario, es un protagonista esencial.

El set, compacto y sin fisuras, avanzó como una locomotora incendiaria dejando claro que su propuesta combina músculo, actitud y una visceralidad que no se ensaya, se siente. El público, sorprendido al principio y rendido en cuestión de minutos, acompañó palmas, coros improvisados y más de un salto. HERMANA FURIA no vino a Málaga a presentarse, vino a conquistar. Y lo consiguió con creces, dejando el escenario en ebullición para quien viniera después.

TERRAL

TERRAL cerró este viernes su gira décimo aniversario. Diez años que han servido a la banda para crecer, hacerse un hueco en la escena rock y, sobre todo crearse una identidad. Una identidad enmarcada en su último trabajo, El club de los perseguidos infames, interpretado al completo y convertido en hilo conductor del concierto, apareciendo cada uno de sus capítulos en momentos trascendentales del show: inicio, centro y final. Y, como no, la banda presentó en directo su nuevo sencillo, estrenado una semana antes: Baila, recibido con entusiasmo por un público que ya se lo sabía.

Desde los primeros acordes, se respiró la sensación de estar ante una banda que ha encontrado su sitio. TERRAL ha construido un sonido propio, reconocible, donde convive la crudeza del rock sureño con la poesía urbana y una épica muy suya, que se nota tanto en las letras como en la forma en que interactúan con el público. El concierto fue un viaje que osciló entre la actualidad y temas más antiguos, demostrando que la banda siempre ha tenido las ideas claras y un camino definido, sin repetirse pero manteniéndose fiel a su esencia.

Como no, en ese tipo de conciertos no pueden faltar las colaboraciones, cada una con su toque y personalidad, que dieron aún más relieve a los temas de TERRAL. En este caso, Noelia Sakura (WASABI CRU), quien regaló un tema con su voz inmensa; Minimeme (MITAD DOBLE), que trajo un momento de locura; y Nacho Romero (NIÑO LAGARTO), que aportó un sentido del show contagioso. Una elección de colaboraciones muy acertada, ya que cada uno aportó un plus a los temas elegidos.

Los momentos más coreados llegaron con Espinas de metal y Restos de metralla, interpretados con una intensidad que resonó en toda la Cochera Cabaret. La complicidad entre los miembros y ese modo de tocar como quien defiende cada canción con la vida, dieron la sensación de estar presenciando mucho más que un cierre de gira y en efecto ese concierto fue una verdadera celebración.

Cuando TERRAL cerró finalmente la noche, el público, que llenó la sala con una asistencia notable, aún pedía más. Y es que, después de diez años soplando fuerte, la banda no solo se mantiene en forma: está viviendo su mejor momento. El terral de diciembre no trajo calor…  trajo fuego.