Crónica: VANDENBERG (Sala El Tren – Granada. 5-11-2026)

Esta gira de ADRIAN VANDENBERG podía calificarse como un tributo a WHITESNAKE en toda regla. Que la haya hecho como homenaje sincero a la banda que le dio su mayor popularidad como músico o más bien pensando en los royalties, eso es algo que se quedará para él.

Por mi parte creo, y quiero pensar así, que lo hace principalmente, o como único motivo, como homenaje a WHITESNAKE porque dudo mucho que diez años en un grupo y metido de lleno en lo que es el día a día con ese nombre y responsabilidad a las espaldas no le dejara una muesca en su corazón rockero.

Y una pista de que es así lo que pienso fue la actitud de Adrian durante todo el concierto. Se veía que no vino a cubrir el expediente, algo que por desgracia vemos a veces en otros artistas. Desde el principio la comunicación visual con los otros músicos, sus gestos, sus sonrisas, sus agradecimientos al público mediante señales… todo demostraba que estaba a gusto y, cuando algo así ocurre, es porque se hace con pasión y amor por la música y, en este caso, por amor a la Serpiente Blanca.

Abrieron con la más que apropiada Bad Boys. Mismo tema que abriera aquella joya de disco titulada popularmente como “1987”, cuando en realidad el título era Whitesnake, tal y como sugiere su magnífica portada, y tengo que decir que la interpretación de este tema no fue de las mejores de la noche por parte de Mats Levén.

Pero bueno, imagino que el hombre no habría calentado bien en camerinos, ya que con Slide It In y posteriormente, en mejor medida, con Fool for Your Loving estuvo tal y como se esperaba de él, que no es otro que un nivel óptimo de interpretación y cualidades.

El cuarto tema de la noche, Your Love Is in Vain, pertenece a la producción del guitarrista holandés y, además del título, con la omnipresente palabra “Love” en él, no desentona en absoluto con el resto del repertorio.

En estos momentos de concierto, Sem Christoffel, el bajista, ya había lanzado al público unas cuantas púas cual paje de una cabalgata de Reyes de las de aquí, y si aún quedaba alguno de los presentes por rendirse a la interpretación de estos emblemáticos temas que tanto nos marcaron en los 80, con la pareja de ases formada por Love Ain’t No Stranger y Is This Love, quiero pensar que lo hicieron. Levén estaba pletórico y demostraba su nivel de manera sobrada.

A veces, en los tonos medios, su timbre podía confundirse con el de Mr. Coverdale, dándole así un poco más de poso a las interpretaciones, metiéndonos más en el recuerdo de aquellos años pasados.

En un abrir y cerrar de ojos nos plantamos en casi la mitad del show y encaran con Give All Your Love Tonight para enlazar con el solo de uno de los grandes protagonistas de la noche, a mi juicio, el batería Joey De Boer, que se marcó uno de esos que sorprenden: breve, pero original e intenso.

¡Que aprendan otros!

Volvemos al meollo de la cuestión y, para retomar el show después de ese breve pero potente paréntesis, es Judgement Day el tema que nos devuelve a aquella gira de 1990…

Acto seguido, Adrian se queda solo en escena para interpretar su solo de guitarra, Adagio for Strato, dejando las muestras evidentes de su calidad como guitarrista.

La recta final del concierto antes de los bises se presuponía con Crying in the Rain y Here I Go Again, que ponen la sala bocabajo para el disfrute de los allí presentes.

La despedida es corta o ellos son facilones y celebro la vuelta porque empezamos a escuchar los sones de uno de los mejores temas, a mi juicio, de aquel Slip of the Tongue: Sailing Ships.

Lo que no es tan genial es que la canción es interpretada en acústico, sentados Vandenberg y Levén en la tarima de la batería. Parte de la magia de esta canción se pierde porque, aunque también en acústico sigue siendo un temazo, interpretarla así le hace perder lo más poderoso que tiene: su fuerza.

Y es en este momento cuando nos pillan desprevenidos para “colarnos” el segundo tema de la cosecha propia del guitarrista, Burning Heart, que enlazan con el broche final del concierto, una de las canciones emblema de la Serpiente Blanca, sonando Still of the Night colosal en la noche granadina, a pesar de que el bueno de Joey tuvo que apañárselas, por lo menos la mitad de la canción, sin el bombo por un fallo en el pedal, solucionándolo con el par de “Goliat” que disponía en su batería sin que muchos de los asistentes se enteraran del incidente, solventándolo de forma sobresaliente y demostrándonos que es un batería impresionante.

Eso sí, nos dejaron con ganas de más en un concierto que, si ya de por sí no tuvo la duración estándar de hora y media que la mayoría de nosotros interpretamos, un show que se hace corto, aunque sea buena señal por un lado, siempre te deja con sensación de que le ha faltado “algo”.

En resumidas cuentas, y siendo justos, el show estuvo redondo en lo musical; la interpretación de los temas fue magnífica por parte de los cinco músicos, pero personalmente hubiese apostado por una guitarra de apoyo para defender mejor aquellos temas que nos hicieron vibrar hace 30 años.

El postconcierto también fue mejor de lo esperado. Adrian estuvo en la trasera del escenario fotografiándose con todos los fans que pudieron acceder al lugar, incluido un servidor, y firmando todo lo firmable, aunque lo mejor vino luego en el emblemático y señero pub de mi amigo Alfonso, donde, con la mejor compañía que se puede tener, compartí cervezas y charlas metaleras con otros buenos amigos: Jero y Abraham.

¿Qué mejor cierre que con cerveza y la gente que quieres y aprecias en una ciudad tan increíble, y ahora doblemente especial, como Granada?

Pues eso, me toca redescubrirla…

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