Crónica: XI Sabika Festival

Llegábamos el pasado sábado al Padul, al recinto custodiado por un mamut con su cría que da albergue al festival desde hace unos años mientras pensaba que son ya once los años que, bajo distintas denominaciones (Alhambra, Al-Alma y ahora Sabika), a uno de los pocos festivales de metal que se mantiene en la provincia a pesar de las muchas dificultades que implica siempre la organización de un evento de esta magnitud. Con distintos emplazamientos en los años que han precedido a esta XI edición, parece ser que es este espacio es el que sienta mejor al formato, a juzgar al menos por lo cómodos que nos sentimos en el mismo a pesar del inusual calor de un final de octubre que parecía más bien principios de verano.

Entramos al recinto con ASTTER ya sobre el escenario para comprobar cómo la formación motrileña, encabezada por la paraguaya Bianca (voz), ha conseguido cierta solvencia en su corta andadura como banda. Destacar al siempre inquieto Esteban Leyva (guitarra), a quien hemos visto ya con varias formaciones y siempre la misma actitud sobre las tablas, con su partenaire al otro lado, el también guitarra José Manuel Muelas, formando un tándem que consigue definir bien el sonido de la banda sin dejar atrás el pulso de la dupla formada por Ricardo y Manu (bajo/batería), que cierran el muro sónico con el mismo oficio que sendos guitarras.

La banda sigue sacando jugo a su Ep Cenizas, que ha ido completando con nuevas composiciones como Miedo, estrenado el día anterior, y que sirvió para que Bianca interactuara con el público. El concierto dio para más anécdotas fuera de lo musical, pero lo que pasa a Padul se queda en Padul.

Tras ellos, se vivió uno de los momentos más vibrantes del cartel cuando AEON CULT tomó el escenario a las 17 h según el horario oficial. Su propuesta de metal progresivo metal progresivo y thrash metal conceptual, dinámica y técnica, se desplegó con riffs precisos, melodías envolventes y un dominio escénico que logró conectar con un público entusiasmado desde los primeros compases. La banda combinó atmósferas profundas con estallidos de energía pura; la mezcla de atmósferas oscuras, cambios de ritmo y el trabajo instrumental afilado hicieron que su actuación destacase en los inicios de la jornada.

El entorno de Padul, con ese aire que remonta su historia al Pleistoceno del que era imposible rememorar su edad de hielo en vista del calor humano y la expectación creciente de las más de doce horas de música que ofrece el festival, añadió un contexto ideal para que AEON CULT desarrollara su actuación con una intensidad casi ritual. Los fans, mezclados entre veteranos y nuevos seguidores del metal progresivo, respondieron muy positivamente a la actuación de los granadinos. La banda supo aprovechar el formato de festival, entregó su set con solvencia, sin concesiones, y dejó en el escenario la sensación de que, en ese momento de la tarde, el metal progresivo tenía un protagonista claro en este Sabika Festival.

ELLA LA RABIA

Cuando ya comenzaba a caer la tarde en Padul, ELLA LA RABIA se convirtió en una de las grandes sorpresas de la jornada. Su propuesta, que fusiona la crudeza del rock alternativo con una profundidad poética inusual, conquistó a un público que no esperaba semejante descarga emocional. Desde los primeros acordes, la banda transmitió una energía visceral, pero también una sensibilidad que los distingue dentro del panorama nacional. Entre guitarras atmosféricas, bases contundentes y una voz cargada de matices, lograron crear un viaje sonoro intenso que crecía tema tras tema.

Uno de los momentos más memorables de su actuación llegó cuando ELLA LA RABIA rindió homenaje a sus raíces introduciendo, entre algunos pasajes de su repertorio, fragmentos de la banda de Santa Cruz de la Palma Taburiente, la histórica banda canaria que desde los años 70 mantiene vivo el folklore de las islas y dio vida a una nueva canción protesta isleña. Esos guiños musicales, sus melodías reconocibles las lejanas evocaciones al timbre y ritmo tradicional canario, despertaron una emoción especial en el público, que respondió con entusiasmo.

Casi en el ecuador del festival, la jornada tuvo uno de sus momentos más potentes con la actuación de DEATH&LEGACY, quienes desplegaron una puesta en escena tan contundente como cuidada. Desde el primer tema, la banda demostró por qué se ha consolidado como una de las formaciones más sólidas del metal melódico y extremo de la península. Sus guitarras afiladas, el equilibrio entre la agresividad y la melodía, y una precisión instrumental milimétrica mantuvieron al público completamente entregado. Cada tema fue una demostración de potencia escénica y técnica, donde la banda logró ese difícil equilibrio entre brutalidad y elegancia.

El centro de todas las miradas, sin embargo, fue Hynphernia, su carismática vocalista. Su estética impecable e impactante, una mezcla de teatralidad oscura y fuerza visual, aportó una dimensión extra al directo, convirtiéndolo en una experiencia tanto sonora como visual. Pero más allá de su presencia, fue su voz profunda, llena de matices, la que terminó de definir el alma de DEATH&LEGACY. Con growls demoledores y pasajes melódicos de gran expresividad, Hynphernia dio personalidad a cada tema, hilando los contrastes entre la ferocidad y la emoción con una naturalidad deslumbrante. Su actuación fue una declaración de intenciones: DEATH&LEGACY no solo son potencia, sino también identidad y elegancia dentro del metal contemporáneo.

Y llegada ya la segunda mitad del festival el Sabika alcanzó un tono explosivo con la llegada al escenario de XPRESIDENTX, una de las bandas más esperadas de la noche del en Padul. Desde el primer minuto, el grupo desató un auténtico vendaval de energía, con su característico rap metal combativo, cargado de ironía política, crítica social y humor ácido. Su directo fue una fiesta controlada al milímetro, bases potentes, guitarras pesadas y un flujo constante de rimas incendiarias que conectaron de inmediato con el público. El pogo no tardó en encenderse, y la comunión entre banda y asistentes fue total, como si el recinto se transformara en una gran asamblea musical donde el desahogo y la diversión caminaban de la mano.

Con su habitual despliegue de sarcasmo escénico y teatralidad, XPRESIDENTX volvieron a demostrar que su propuesta no solo entretiene, sino que también hace pensar. Cada tema, entre el desparpajo y la denuncia, sirvió para reafirmar su identidad, un grupo que no teme decir lo que piensa mientras hace que el público salte, grite y ría a partes iguales. El carisma de sus cantantes, Samuel Barranco y Lasyra, la garra de Irene Xtrem, su bajista y la precisión de la banda convirtieron su actuación en una auténtica fiesta dentro del festival, de esas que dejan la sensación de haber asistido a algo más que un concierto, una catarsis colectiva donde la música y la actitud se fundieron en un mismo grito reivindicativo.

MALAPUTA

Con MALAPUTA cambió el ambiente de la noche, alejándose del metal para centrarse en el rock. MALAPUTA es el proyecto Edu Beaumont “Piñas”, bajista y segunda voz de MAREA, quien con ese proyecto busca desarrollar otro tipo de composición que no encajaban en MAREA. Con un sonido muy hardrokero, MALAPUTA entretuvo el público con temas cuadrados, y rodados como solo el rock sabe entregar. La labor de Edu no solo como bajista, vertiente en la que destaca, dejó muestra de un nivel excelente a la voz con matices y varios registros que han permitido dar relieves a los temas.

Por otro lado, Kolibrí Díaz pasó gran parte del set sobre una de las plataformas instaladas en el filo del escenario, demostrando su destreza y su saber estar sobre las tablas deleitando tanto con riffs como punteos a los asistentes. Si añadimos a Euken Ubasos Salvatierra, una bestia detrás de la batería, obtenemos un conjunto contundente y convincente que entregó tema del único disco de la banda Subió el telón junto a temas de nueva composición. Se agradece que la banda no tocara ningún tema de MAREA, ya que justamente es su objetivo, alejarse de MAREA. Un buen rato de rock n roll, donde el público gozó de lo lindo, y los músicos disfrutaron de igual manera.

Por fin nos desquitamos con una de las bandas más internacionales de nuestro país, ANKOR. Teníamos muchas expectativas en esta actuación, y fueron colmadas de sobras. La elegancia de Jessie, tanto a nivel vocal como de presencia en escena tiene su justo antagonista en la persona de Fito su guitarrista, quien estuvo moviéndose por todas partes sin fallar ni una sola nota. La energía en la sala seguía creciendo hasta que se produjo un corte de luz.

Un accidente provocó que se cortara la luz y el sonido del escenario. Pasando unos instantes de incertidumbres, la banda se empleó para amenizar la espera cantando a capela el We will rock You. Eleni adelantó su tradicional solo de batería, pero una vez terminado aún estaban los técnicos empleándose en solucionar el problema. Fito se subió también a la batería e intentó emular Eleni con poco éxito a nivel técnico, pero llevándose una gran aclamación por parte del público. Jessie empezó a hablar de manera más íntima e directa con el público transformando ese momento que podría haber sido tenso en algo más personal e intenso.

Volvió la luz y la música, y ANKOR volvió a arrancar como si nada, pero el show ya no era lo mismo, ANKOR estaba uno con el público, y se vio a Jessie bajar y abrazar una persona del público con quien estuvo hablando durante el corte.

Quitando el incidente el show de ANKOR está muy rodado, con la única novedad de Madara, su recientemente estrenado nuevo single. El público estuvo apoyando en todo momento y se volvió a sentir la energía previa al apagón. Una actuación memorable por su intensidad y entrega, ya que los miembros de la banda demostraron algo importante, ser humanos, y tener corazón.

El largo, demasiado largo, cambio fue casi tan bueno como el concierto. Ya que la prueba de sonido fue delirante y sorprendente. Happy grind llaman eso, y vamos que si fue feliz.

Creo que fue la actuación más sorprendente desde que me dedico a eso. No hay palabra para describir el caos sobre el escenario y en la sala. El lanzamiento de confeti al principio, se vio acompañado con el destrozo de una almohada y su relleno acabo siendo usado como confetis igualmente. Carlos estuvo más tiempo cantando en medio de público que en el escenario participando a los circlepits o subiéndose a la espalda de algunos asistentes.

La banda lo dio todo a esa altura de la noche, y Carlos más que nadie, ya que acabó saliendo de la sala bailando con parte del público y tras un largo rato los vimos volver de un parque infantil cercano cantando. Fue todo un experimento, no daba crédito a lo que mis ojos veían y la música realmente pasó a segundo plano. Justo lo que se necesitaba a esta altura de la noche.

DIAMOND

Cerraba la noche DIAMOND, tributo a PANTERA, una manera amena de terminar este maratón de bandas. El principal aliciente de esta actuación fue ver a Miguel Ángel, organizador del festival sobre las tablas, dejando las últimas fuerzas que le quedaban y demostrando que de A TU PUTA KARA queda un rescoldo que entra en ignición en cuanto le dejan.

A pesar de la agitación de toda una tarde/noche al frente de la organización Miguel Ángel estuvo exteriorizando toda la tensión del día emulando a Phil Anselmo. Le acompaña en esta aventura Ángel Del Castillo de AEON CULT. La banda suena bien, pero ya son casi las 4 de la mañana (cambio de hora incluido) y decidimos retirarnos.

Nos queda la sensación de haber participado en una edición del festival que ha sabido ir puliendo poco a poco las cuestiones que aún quedaban por mejorar. Quizás para ediciones venideras ajustar más los tiempos de cambios ya que, en cuanto se alargan, el festival se hace un poco extenso (más de doce horas de conciertos/cambios de escenario) y el cansancio juega en contra de la permanencia del público en el recinto. Bien en cuanto a organización, buen sonido general, una estupenda iluminación y un impecable trato a prensa, que siempre es de agradecer.

Un festival que, sobre todo, necesita del apoyo del público metalero granadino para su supervivencia y que, en su búsqueda, ha ido evolucionando hasta presentarse con el formato actual sin haber conseguido aún la unanimidad de todo ese público que vemos desplazándose grandes distancias en muchas ocasiones para buscar fuera lo que ya tienen en casa.

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