Habitualmente, al recordar a los pioneros del heavy metal, solemos citar a las bandas británicas de hard rock más conocidas, como Black Sabbath, Led Zeppelin o Deep Purple, pero en esa misma época surgieron también en Estados Unidos algunas formaciones verdaderamente salvajes. Una de ellas fue el trío formado el guitarrista Luois Dambra, el bajista Gary Justin y el baterista John Garner, que además tenía el siempre difícil papel de cantar mientras tocaba la batería. Mike Appel, futuro manager de Bruce Springsteen, los bautiza con el nombre de Sir Lord Baltimore, en honor del rastreador indio de la película Butch Cassidy and the Sundance Kidd (“Dos Hombres y un Destino”), y comienza a buscarles un contrato discográfico.
El sonido de esta banda tiene, como es normal, influencias de algunos de los “Power Trio” más famosos del momento, como Cream o Jimi Hendrix Experience, pero poco a poco van desarrollando un estilo cada vez más duro y personal, que los hace realmente especiales incluso en una época en la que surgían nuevas bandas de rock a diario. Por fin, en 1970 consiguen un contrato con Mercury y registran Kingdom Come, una verdadera joya del rock duro. El disco se grabó en los estudios Vantone, pero las mezclas y algunos añadidos se realizaron en los míticos Electric Lady Studios, con el ingeniero Eddie Kramer al frente, y fue publicado en diciembre de 1970. Es difícil imaginar cómo sería escuchar este trabajo hace 50 años, con ese sonido tan crudo y potente, con mucha distorsión en la guitarra e incluso en el bajo, unas líneas vocales excelentes, repletas de dramatismo, y una sección rítmica realmente contundente. Un disco que no hace concesiones, con pegadizos riffs, enormes solos de guitarra como en Kingdom Come o Hard Rain Fallin, en la que se dobla su sonido, acercamientos a la música de Hendrix (Hell Hound), o momentos de gran dureza, como la que demuestran en Helium Head. Solo se nos permite relajarnos con Lake Isle Of Innersfree, un precioso tema lento, con ciertos aires medievales.