Desde que en la década de los 60 el rock evolucionó al rock duro, parece como si hubiera habido una carrera entre los músicos por hacerlo cada vez más duro, veloz, agresivo y pesado. Como resultado fueron surgiendo el heavy metal, el speed metal, el thrash metal y el death metal. Por esta razón, este último en su época era el estilo musical más extremo que se había realizado jamás.
A pesar de ello, está claro que el death metal no era lo suficiente, ya que varios grupos norteamericanos lo llevaron aún más allá. En consecuencia, a principios de los 90, lo aceleraron y endurecieron mediante ritmos de batería extremadamente rápidos, llamados blast beat, gracias al uso casi constante de doble bombo o doble pedal.
También lo hicieron mediante bajos igualmente veloces y guitarras muy distorsionadas, afinadas en tonos todavía más bajos que en el death metal. Además combinándolos frecuentemente con tonos agudos en partes de los riffs que resultan estridentes. El tipo de voz también fue llevado al extremo, ya que se hizo aún más gutural y profunda, hasta el punto de que muchas veces es difícil de entender.