Crónica: AA WILLIAMS abre otra dimensión en Madrid con KALANDRA y LYS MORKE

Parecía un dúo de DJ rodeado de su arsenal electrónico, pero distaba mucho de la idea principal que muchos se hacían en la Sala Moby Dick. LYS MORKE es, de forma rápida, el proyecto musical de Irene Talló, artista catalana cuya percepción de la realidad tiene una concepción muy distinta a la del resto. Quizás por ello, su música es tan cautivadora cuando se consigue una escucha profunda y analítica. Para unir su arte a la gira, se acompañó de Jaime, un experto programador y batería moderno, el cual sacó todo el partido a su juego de instrumentos digitales. Por su parte, Irene mantuvo la ambientación nivelada y envolvente durante toda la actuación, donde lució su belleza externa junto a un vestido blanco brillante.

No dejaremos atrás el principal aspecto de LYS MORKE, pues la preciosa voz de Irene fue la protagonista durante toda la velada. Cual tono virtual venido de una dimensión desconocida, nos fue apresando en una espiral de emociones y sentimientos que encogían el corazón en ciertos momentos de ruptura musical y bloqueaba el raciocinio. Con sólo siete temas interpretados y poco más de media hora, LYS MORKE hizo gala de su escenificación con un despliegue trasero audiovisual donde los tonos blanco y negro de las diapositivas apoyaron al público en la comprensión de la realidad que Irene y Jaime nos expresaron durante todo el show.

A principios de año, durante la gira europea de LEPROUS y MONUMENTS, el público descubrió el alto potencial de la banda noruega KALANDRA, cuyo estilo ambient metal contrastó muy bien con otros elementos circundantes, fueran los toques metaleros, el uso de la corriente post-folk y la puesta en escena casi teatral de los artistas. Tras el éxito cosechado hace medio año, el cuarteto volvió a la capital española para completar el éxito de una vez por todas. Con un repertorio parecido al de hace meses pero más largo, la banda pudo enseñar más su arte musical a los fans y público general. De nuevo, recalcar la ausencia de un bajo o graves en los temas, aunque no fue un aspecto muy relevante.

Abriendo con Helheim y Slow Motion, es importante reseñar la fuerte inspiración de la cultura noruega en el estilo de composición de KALANDRA. Sin entrar en la historia del país, los artistas utilizan la naturaleza que les rodea para crear una atmósfera real de la vivencia en sí. En otras palabras, temas como Naive o Borders nos sumergían en Noruega, dando la sensación de estar allí en realidad. La puesta en escena e interpretación de la misma corrió a cargo de su cantante, Katrine, quien utilizó todo su cuerpo para dar vida al show. Cuales pilares guardianes, Florian y Jogeir abrieron un abanico de efectos en sus guitarras, desde muteados hasta armónicos tan enigmáticos como místicos. Enclavado a la izquierda del escenario, Oskar repartía la percusión por toda la Sala Moby Dick, dando forma y base a las composiciones. Por supuesto, KALANDRA no se olvidó de famoso cover que les hizo ganar fama a raudales, Helvegen, de WARDRUNA. Una delicia artística que, junto a Bardaginn y la elogiada Brave New World, les valió otro éxito liderado por un cúmulo de aplausos y ovaciones de los asistentes.

Se suele decir que un artista introvertido causa una mala impresión hasta que se le conoce y puede que ayer pasase tal hecho. Algunos la definirían como distante, fría, insensible… Aunque tales términos se vieron en la actuación, hay que empatizar con todas las circunstancias de composición que lleva AA WILLIAMS desde que comenzó su trayectoria profesional. Con una discografía apta para todo el público, no siempre es fácil pillar su estilo musical a la primera. Hay que dar muchas escuchas a temas como Love and Pain o Wait para entender las emociones y sentimientos que la artistas expresa sutilmente. Con una reducción de público después de KALANDRA, la señorita AA WILLIAMS subió al escenario junto a sus dos acompañantes, los cuales fueron un apoyo muy valioso en todo momento.

Con un reciente álbum lanzado, As the Moon Rests, la mitad del setlist tuvo su origen en él. AA WILLIAMS cuidó el sonido como si fuera su propia sangre. El baterista Wayne daba unos redobles tan finos que las baquetas apenas tenían rasguños al final del concierto. Al otro lado, Matt sostenía los ritmos de los temas con su amplia variedad de guitarras a la vez que ejecutaba algunas piezas de teclado que daban una mayor sensación de ambientación ecléctica. Detrás de un impresionante despliegue de pedaleras y efectos múltiples, la propia figura fémina central, AA WILLIAMS, se desenvolvía en su propio mundo, como si se hubiese evadido de la realidad desde el primer acorde. Ésa fue la razón de su ausencia social, pero no es un aspecto criticable o deleznable. Su voz, lírica y grácil, nos hacía sentir su dolor, alegría, rabia, aprensión… Incluso Without You I’m Nothing, el cover de PLACEBO, se sintió más vivo que nunca expelido desde sus labios. Tal fue su evasión que sólo unos pocos la despedimos, mediante vítores, tras el fin con Melt, a lo cual ella respondió con tímidas sonrisas y una actitud mucho más cercana a los presentes.