El día no podía empezar peor, con el teléfono sonando y por error tocando el trasero de mi acompañante en la cama, que no era otro que mi compañero de batallas Wesker”.
Tras un vano intento de que Alexa me diera el tiempo en Rubite para ese día… me resigne a pedirle el tiempo en Motril, ya que eso si lo entendía.
Cuando después de comer nos dirigimos hacia Rubite empezamos lo que sería un camino a la perdición, a mi perdición.
Para comentar debe estar registrado.