Crónica: GINETA ROCK 2022 se corona

En un lugar de la Mancha de cuyo nombre difícilmente voy a olvidarme, La Gineta, se celebra, desde hace trece años (pandemium interruptus) un festival de rock de esos que tienes que incluir en tu agenda y, una vez lo pruebas, estarás deseando repetir experiencia. Lejos de los macro festivales de metal, donde verás a tus ídolos a cientos de metros de distancia, el recinto de La Gineta se encuentra en un pabellón municipal que facilita la cercanía del público a los artistas.

Cierto es que la edición ha sido calurosa, este principio de septiembre, en La Mancha, ha sido tan caluroso como el resto del verano, pero, aun así, el hecho de que el escenario esté en el interior del espacio ayuda a que los asistentes, que rozaron el millar, estén resguardados a la sombra y que las luces brillen para todos por igual con independencia de la hora el día.

Abrían la tarde, subiendo la temperatura al máximo, los italianos 5RAND que están girando por nuestro país en estos días. Al frente, el torbellino Julia Elenoir, una suerte de Nina Hagen italiana que rebosa fuerza por todos lados y le da toda la personalidad al sonido de una banda que nos recuerda a otras como SLIPKNOT, FEAR FACTORY o DARK TRANQUILITY.

No se quedaba atrás una banda que tuvo por delante el difícil papel de abrir a las cuatro de una tarde de verano, pero consiguieron que mereciera la pena haber prescindido de la sobremesa y meterse de lleno en el festival desde primera hora. Impresionando desde su salida al escenario, con un nutrido público esperándoles, repartieron su energía a base de temas contundentes de los que te hacen moverte, aunque no quieras.

Un pequeño descanso, para cambiar instrumentos, dio a los asistentes ocasión de refrescarse en la barra y salir a tomar aire a una suerte de patio exterior donde se encontraban también un par de puestos de comida y algunos sitios donde reposar entre plato y plato. Y, como segundo plato, con una puesta en escena absolutamente arrolladora MIND DRILLER sacaron a pasear toda su artillería pesada.

Temas potentes y reivindicativos, una puesta en escena donde el atrezo, el vestuario y la gestualidad de la banda hacen que sea una de propuesta original y diferente, son sólo el adorno o llamada de atención sobre unos temas que sonaron brutales y les dieron margen a escenificar cada uno de ellos con rápidos cambios en su apariencia y, sobre todo, una movilidad impactante sobre el escenario. Imposible bajar la temperatura con una propuesta tan caliente como la que llevan estos representantes del metal industrial más cañero. Sonaron su último sencillo Prophecy junto a los temas que tan buen resultado le está dando en directo como Calling at the Stars o Rotten.

Con poco margen para el descanso, los mallorquines TRALLERY sacó a relucir su personal sonido entre el thrash y el death, en el que ellos ponen la dosis de originalidad para que el proyecto suene sencillamente a lo que ellos sienten. No es fácil adscribirlos a una etiqueta cerrada, hay que verlos en directo para apreciar los matices que conforman tanto su música como su puesta en escena.

A pesar de un formato power trío, se bastan y se sobran para comerse el escenario en cuanto les dejan sueltos. No faltaron el Spiritless o Isolated, temas que ya son clásicos imprescindible de la banda.

Bien pasadas las siete y media, en horario según lo previsto, los moldavos INFECTED RAIN saltaron al escenario sin dar tregua ni descanso. Si, hasta ahora, podía poner como ejemplo a Tatiana (Jinjer) como mujer prototipo de la brutalidad más descarnada sobre un escenario, tengo que decir que Lena “Manostijeras” no se le queda atrás ni un milímetro. Menuda, flexible y con una capacidad vocal que cubre una gran amplitud de registros como para dejarnos sin respiración desde el primer tema.

Procedentes de un país situado entre Rumanía y Ucrania, la República de Moldova, llegan a España trayendo todo el músculo y la fuerza de una banda que dice hacer metalcore pero yo diría que lo que hacen es soltarte una descarga de adrenalina en vena de esas que hacen que se te paren los pulsos o que, directamente, cojan el ritmo a doble bombo. Impresionante puesta en escena no sólo por parte de su vocalista, sino de cada uno de los músicos que componen la banda. Dieron un repaso a su discografía, dejando gran protagonismo a su último trabajo, Ecdysis, con tremas como Postmortem Pt. 1 o Fighter.

Aún sin haber cogido aliento, la parte más “melódica” de la noche, empezando ya a bajar la temperatura del recinto con la caída del sol, los abulenses DÜNEDAIN se hicieron dueños del escenario con una buena batería de temas que podemos adscribir al heavy metal más clásico y melódico. Al frente de la banda, Tony, voz y guitarra solista, va marcando el paso bien flanqueado por la impresionante voz de Carlos Sanz, encargado de los característicos agudos imprescindibles en el estilo y, especialmente en esta banda.

Su último trabajo, editado en 2019, es decir, pre pandemia, se encuentra aun plenamente vigente por lo que, sin dudas, uno de los sitios donde debía tener su puesta de largo es el GINETA ROCK. Allí sonaron algunas de esas canciones de Memento mori, junto a otras de sus anteriores trabajos. No faltaron, por supuesto, temas como Vuela, Tu sueño, Fiel a mi libertad, Corazón de invierno o el que da título a su último trabajo Memento Mori. Con un repertorio tan completo consiguieron emocionar a un público que coreó con ellos gran parte de los temas. Ventajas de cantar en la lengua patria, la gente puede acompañar a las bandas a pesar de que sea imposible alcanzar el altísimo registro de Carlos. Eso sí, intentarse, se intenta.

Tras ellos, llegados de Estocolmo para partir (literalmente) el escenario, los suecos ECLIPSE fueron recibidos también por una gran cantidad de público que portaba camisetas con su logo y les esperaba impacientes a unas horas ya más frescas y agradables. Cosas del directo, su actuación se vio interrumpida al poco de comenzar al romperse el escenario en uno de los saltos del bajista (en su defensa hay que decir que mucho se había saltado ya sobre esas tablas en las horas previas) y se retomó en un plazo breve con la misma fuerza con la que se había dejado.

La banda, que se adscribe a ese tipo de rock más comercial que se ha dado en denominar AOR, no sólo brilló por su puesta en escena, sino que hicieron vibrar al público con temas redondos, de corte más comercial que lo que habíamos escuchado anteriormente en el festival, pero muy bien situados en esa franja horaria que invitaba a un pequeño descanso de todas las tormentas previas para disfrutar de sus pegadizas melodías interpretadas siempre con virtuosismo donde llamaba poderosamente la atención la guitarra (Gretsch White Falcon Single Cut) más propia del rock’n’roll que del estilo que profesan los suecos.

Acabado el “descanso”, el cierre estelar no podían ponerlo más que los albaceteños ANGELUS APATRIDA, no sólo porque son la banda “de la casa” sino porque son la banda de thrash española más importante y se han ganado a pulso ser cabezas de cartel de un festival que, por fuerza, debe perpetuarse y seguir dando tanta satisfacción a los amantes del rock y del metal.

Como siempre, brutales, con la fuerza y la energía que les caracteriza, con un show que tiene poca variación con respecto a anteriores ocasiones en las que los hemos visto últimamente y, aún así, siempre a la altura de las circunstancias. Mucha banda la de estos manchegos, con un sonido atronador y una puesta en escena que les ha coronado en la cúspide del thrash nacional por méritos propios, muestra de ello temas como Indoctrinate, Childhood’s End o Downfall Of The Nation junto a Sharpen The Guillotine y You Are Next, dejándome la miel en los labios con la ausencia de Versus The World.

Este concierto era el último de la banda antes de despegar hacía EEUU para una extensa gira donde sin dudas demostrarán su buen hacer y llevarán alto el pabellón del thrash metal europeo.

Terminaba así, por todo lo alto, un festival bien organizado en el que se llevaron bastante bien (al menos hasta DÜNEDAIN) los horarios, situado en un pueblo con pocos servicios donde la asociación que gestiona y organiza el festival suple la carencia con un buen servicio de barra. Faltan, sin embargo, puestos y variedad de comida para llevar bien las muchas horas de festival y se agradece, sin dudas, el transporte en autobús para los que llegan desde otros puntos que, de esa forma, pueden relajarse algo más y beber sin tener que conducir después.

Muchos puntos a favor para un festival que queda apuntado en nuestras agendas para no perdernos futuras ediciones. ¡Ánimo GINETA, vamos a por el 14!

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