En 2018 tuve la inmensa suerte de poder ver en directo a GRAHAM BONNET BAND por primera vez, y eso de saber que tenía 71 años hacía que me preguntara como defendería los temas antiguos el señor Bonnet. Aquella noche, me quedó una duda que aún hoy perdura, pero me inclino a pensar (porque suelo ser bien pensado y/o porque admiro a este artista una barbaridad) que aquella sensación fue errónea. La duda no era otra que el pensar que aquella noche de noviembre de hace cinco años, había traído voces pregrabadas, porque me pareció increíble que llegara aún a esos tonos tan imposibles para cualquier mortal (estamos hablando de tonos imposibles para un cantante profesional cualquiera de 30 años, así que, lograr hacerlos aquel que los consiguió entonces con 71…digo yo que se trataba de una duda razonable).
Y como decía, después del concierto que nos ocupa hoy, me incliné a pensar que hace cinco años yo estaba equivocado. Y es que, y a pesar de estar casi recuperado de una bronquitis, Graham Bonnet demostró que ha sido y sigue siendo uno de los cantantes más portentosos que han existido en la segunda mitad del S.XX y el primer cuarto del XXI, aunque evidentemente con sus limitaciones propias de la edad (más quisieran muchos cantantes de rock y metal tener esas limitaciones con 40 años…).