Crónica: LIV SIN levantó Madrid por todo lo alto

Entre el público y a la hora prevista, la apertura del concierto llegó con RAXAR, una brisa de aire algo distinta del fuerte ámbito metalero catalán. Con un estilo musical que se balancea entre el symphonic metal y power metal con mucho toque groove, la ambientación y el decoro de tipo steampunk agradó de principio a fin, pues la belleza de la cultura metalera se basa en la diversidad de composición y ejecución artística. A través de su álbum debut, Oniria, que vio la luz hace un mes, RAXAR demostró su gran calidad que les llevó a acompañar a LIV SIN en toda la gira peninsular.

Con un sonido cuidadoso y cortes ambientales muy adecuados en la presentación de algunos temas, los intérpretes hicieron un show memorable que no falló en ningún momento, pues se notaban las horas de ensayo grupales. Por ejemplo, la buena afinidad entre ambos guitarristas, Dani y Ferran, quienes se repartían el protagonismo rítmico y solista. Virtuosa y muy risueña, Alba resultaba magnánima al bajo junto a la sonora batería de Guillem. Liderando la banda, Leticia se dejaba la voz en darlo todo a cada verso o interludio, dando una sensación de presencia frontal apropiada. Tal era el genial sonido técnico que, a modo de despedida, LIV SIN se subió al escenario con RAXAR, demostrando que la gira había sido impecable en todos los aspectos. Sin duda, nos quedamos con Persephone, el tema final que despidió a los catalanes entre ovaciones.

Lanzada al estrellato metalero gracias a su portentosa voz y actitud imponente en SISTER SIN, Liv Jagrell decidió formar su propia banda con un estilo aún más heavy y extremo, naciendo LIV SIN. Con un tercer disco lanzado en enero, KaliYuga, y una reforma casi total de la banda durante la pandemia, el grupo sueco ha aprovechado la oportunidad de girar por España a lo grande. Siendo la última parada del tour en Madrid. LIV SIN hizo todo lo posible por marcarse un show final inolvidable y único que, casi seguro, muchos se arrepentirán de haberse perdido debido al perfecto derroche de talento, sonido y genial interpretación musical de Liv y sus compañeros.

Con todo el tiempo del mundo y un público entregado a cada momento, LIV SIN realizó un setlist centrado en ofrecer los mejores temas de la discografía a la vez que se presentaba el nuevo disco. Una mezcla más que meritoria, pues Liv no se cortó en demostrar que un huracán no se le compara sobre el escenario. Dinámica como ella misma, su elegancia y belleza se compaginaba fuertemente en unión al resto de la banda. Arrasando a las cinco cuerdas, Daniel posaba ante el público e incluso, mezclándose entre los asistentes. Ambos guitarristas, Jay y Krille, envueltos en un aspecto sonoro nítido y limpio dentro de la distorsión, jugaban entre los riffs y los solos, evidenciando su increíble habilidad ejecutiva. En la retaguardia percusionista, Per no dejó ningún platillo o bombo sano; ¡menos las baquetas! Golpeaba los enseres de una forma tan brutal que hacía retumbar los pilares de la Silikona a la vez que caía polvo del techo.

KaliYuga ha sido una revelación, muy bien resumida, del impacto de la pandemia a nivel mundial y temas como Antihero y Forget my Name supusieron un cúmulo de saltos y ovaciones hacia la banda, siendo Liv la gran protagonista en la mayoría de los vítores. Del anterior trabajo, Burning Sermons, los suecos hicieron las delicias del público con hitos como Blood Moon Fever, Hope Begins to Fade y Slave to the Machine, la cual se coreó al unísono. También hubo lugar para el debut musical de LIV SIN, pues Hypocrite no defraudó al inicio del concierto; menos Let Me Out, el primer tema que vio la luz tras la formación de la banda y que cerró el evento junto al bestial corte de Chapter of the Witch. Por supuesto, I am the Storm y King of Fools llevaron a Liv a codearse con sus fans, exhibiendo la fuerte conexión social que la cantante tiene hacia el público que acude a verla. Sin prisa alguna y agradecida al máximo tras el concierto, la banda dedicó su tiempo extra a recolectar las múltiples muestras de apoyo y cariño, fueran halagos, fotografías, firmas o conversaciones con una cerveza en mano.