Crónica: RAPTORE + INVERTED CROSS + DOPEMANCER (Barcelona – 1/2/25)

El sábado 1 de febrero lo tenía marcado en el calendario al rojo vivo, conocedor de que nos esperaba una cita imperdible en la ciudad condal; el concierto de RAPTORE, presentación de su nuevo trabajo Renaissance, junto a INVERTED CROSS y DOPEMANCER. Originalmente programado para la Sala Bóveda, el concierto tuvo que trasladarse a la Sala Lennon tras el inesperado cierre de la primera para eventos en vivo. Un cambio que no pasó desapercibido: era la primera vez en este recinto para quien escribe, y la impresión general fue agridulce. Oscura, de dimensiones reducidas, con un sonido que cumplía sin más, la sala se quedó pequeña para el tridente de bandas que venían con todo, puesto que acabaron colgaron el cartel de Sold Out. Aun así, el metal no se detuvo, y eso es lo que realmente importa.

DOPEMANCER

Los encargados de abrir la velada fueron DOPEMANCER, los más alejados estilísticamente del resto del cartel. Con su stoner/doom denso y aplastante, ofrecieron una propuesta distinta pero bien recibida por el público. Llegué prácticamente al final de su set, pero lo poco que presencié dejó claro que estos tipos saben lo que hacen. Especialmente llamativos fueron un par de temas casi instrumentales en el tramo final, envolventes y con una cadencia hipnótica que atrapó a la audiencia. Un buen aperitivo para lo que estaba por venir.

INVERTED CROSS

¡Y se abrieron las mismísimas puertas del infierno! Era el turno de INVERTED CROSS, quienes desde el primer acorde dejaron claro que venían a arrasar. Presentando su nuevo trabajo Eternal Flames of Hell, su blackened speed metal fue como una tormenta de fuego que prendió a todo el público en cuestión de segundos. Directos, agresivos y sin concesiones, ofrecieron un show sin pausas, enlazando un tema tras otro al más puro estilo de los legendarios VENOM.

La banda, formada por músicos con tablas en la escena metalera barcelonesa como Philip Graves y Chris Carrest (ambos también en REDSHARK), mostró una brutalidad musical ejecutada a las mil maravillas. Si bien no eran los cabezas de cartel, se ganaron al público con facilidad y dejaron el listón muy alto para lo que vendría después.

Finalmente, llegaba el turno de los reyes de la noche: RAPTORE. Con un nuevo álbum bajo el brazo, Renaissance, venían decididos a darlo todo. Y vaya si lo hicieron. La banda se presentó con una puesta en escena trabajadísima: telón de fondo, roll-ups con la portada del disco, púas personalizadas, máquinas de humo y hasta los característicos trajes renacentistas que han lucido en sus videoclips y artwork. Una producción que bien merecía un escenario más grande y con mejores condiciones, pero eso no impidió que nos hicieran sentir toda la energía del speed metal que tan bien manejan.

Arrancaban el directo con Satana y Abaddon, tras sonar Ecclesia como intro, dejando claro desde el principio que la energía no iba a decaer en ningún momento. Y mientras todo esto ocurría, Ángel Smolski, su batería, no tardó en sentir en carne propia los rigores del speed metal: el traje renacentista, tan elegante y trabajado, le sobró en cuestión de minutos. ¡La velocidad y la intensidad no perdonan!

El setlist fue una delicia para los fans, con Renaissance interpretado al completo y casi la totalidad de Blackfire, dejando fuera únicamente Phoenix. Desde Prisoner of the Night hasta Death, pasando por nuevas joyas como Darklight, Kingdom Come o el clásico Triumphal March to Hell, la banda mantuvo la intensidad sin respiro. Especial mención merece Imperium, donde Cristian Blade tomó las riendas vocales o, en lo personal, una más que interesante Requiescat in Pace.

Más allá de la brutalidad del set, lo que realmente hace de RAPTORE una banda especial es su dinamismo vocal. Aunque Nico Cattoni es el líder al micrófono, la banda funciona casi como un trío vocal, con Cristian y Jamie Killhead aportando coros potentes y bien marcados que son ya un sello distintivo del grupo. En lo instrumental, el sonido no estuvo bien, fue la banda con la que mejor se comportó la sala, destacando especialmente el bajo de Cristian Blade, con un sonido grueso y definido al más puro estilo Steve Harris, una auténtica delicia para los amantes de la NWOBHM.

A pesar de las limitaciones de la sala, la actitud de la formación fue intachable. No tuvieron el espacio que merecían, pero eso no los frenó: se comieron cada centímetro del escenario con entrega absoluta. La conexión con el público fue total, con una audiencia que coreó con ganas los clásicos de Blackfire y acogió con entusiasmo los nuevos temas de Renaissance. Un concierto brutal, trabajado y con un nivel profesional digno de una banda que merece mucho más.

Setlist

Ecclesia (intro)

Satana

Abaddon

Prisoner of the Night

Darklight

Devil Ascends

Kingdom Come

Requiescat in Pace

Triumphal March of Hell

Demon’s Lust

Imperium

All Fires the Fire

Blackfire

Into the Bowels

Death

En definitiva, fue una noche de metal intensa, con tres bandas que demostraron su valía sobre las tablas. Si bien la Sala Lennon, tiene y cumple un papel fundamental para acoger eventos más pequeños, para este en concreto no estuvo a la altura de lo que merecía, pero al menos el concierto se pudo celebrar, y los asistentes nos llevamos una dosis de riffs incendiarios y puro poder metálico. ¡El metal sigue vivo, y noches como esta lo demuestran!

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