El rock no ha muerto, ni mucho menos. El rock es una forma de vida, una actitud, una pasión que trasciende en el tiempo. El rock no se rinde, no es conformista. Como la energía, el rock se reinventa, se adapta, se transforma. Toda esa energía, se convirtió en sentimiento, el pasado 3 de febrero, en la sala Mon en Madrid, situada a pocos metros de los míticos Bajos de Argüelles. Un espacio que viajó en el tiempo, que se transfiguró en el epicentro del rock español. La Súper Banda, como se suele llamar ese tipo de grupo, ROCK CON Ñ, compuesta por músicos con amplia experiencia, de varias bandas icónicas de la escena del heavy rock española, como TOPO, CRÁNEO, SANGRE AZUL, BURNING y ASFALTO, se subiría al escenario de la sala madrileña, para traernos ‘viejos himnos sagrados’ del rock. Y una oportunidad para presentarnos su reciente álbum en directo Vivos.
Justo ese día había más eventos de rock, TETE NOVOA presentaba en el Wizink Center, su nuevo disco en solitario Historias que cantar. Pero eso no fue excusa para que la gente no hiciera cola en los alrededores de la sala Mon. La afluencia de público fue bastante notable, no se llegó a agotar las entradas, pero seguro que estuvo a punto, la sala se notaba llena. Esa frase de que ‘Los viejos rockeros nunca mueren’, en esta ocasión resulta ser cierta, la noche del sábado, la gente vestida con sus mejores galas, como salida de la misma ‘Sala Canciller’, vino a disfrutar, y vivir una gran noche de rock.