“El amor de las almas” – Jean Delville

La hija pródiga regresa de su encierro literario como lo hace un adolescente de madrugada; abriendo la puerta con sumo cuidado para “no molestar” a los que dormitan.

En esta ocasión lo hago por una razón de peso: lo hago para hablaros de amor. Tranquilos, a estas alturas ya sabéis que no soporto la “ñoñez” pero todos en alguna vez hemos sentido un cosquilleo al recibir un mensaje, si nos ha escapado una risa nerviosa de entre los dientes y hemos soltado alguna lagrima de madrugada por muy heavies y duros que seamos.

Para zambullirnos en el mundo del más alto sentimiento he escogido una obra que (como muchas cosas últimamente en mi vida) me dio de bruces en un momento oscuro, hablándome de cosas que aún no consigo descifrar; a obra del movimiento simbolista El amor de las almas.

Por cierto, los malagueños estáis de enhorabuena porque podéis apreciar este cuadro en toda su magnificencia en el Museo Thyssen de Málaga hasta el 5 de marzo de 2023, forma parte de una exposición itinerante sobre arte belga muy recomendable (De nada Tita).

Os centro en la temática que pretende plasmar Delville, la obra en realidad se caracteriza por una composición muy sencilla, casi sobria, donde el protagonismo lo roban una pareja desnuda entrelazados actuando como eje central. Tras ellos, el color azul parece explosionar como un manto que los ampara y sobre sus cabezas orbita un sol. Realmente el fondo de esta amorosa pareja es el cosmos y el color dorado aporta esa sensación de duermevela, vagan etéreos por el vacío que solo llena su presencia. La pareja parece fusionarse en una eterna danza constituyendo lo que muchos llaman un corazón y donde esta humilde contadora ve unas trompas de Falopio. Observad como los cuerpos son trazados con líneas sinuosas inspiradas en el sensual Art Nouveau.

En palabras de Claire Leblanc, Comisaria de la exposición sobre arte belga del Museo Thyssen Málaga y Directora del Musée de Ixelles: “Delville va a hacer uso del simbolismo hasta el extremo, se servirá del idealismo para sustentar su búsqueda de la verdadera pureza del alma, del pensamiento e incluso artística.”

Pero todos estos conceptos que os pongo sobre la mesa: almas gemelas, fusión del ser, amor os resulta familiar ¿verdad?. Efectivamente, Delville se basa en la reinterpretación neoplatónica vinculada al tema de la androginia divina. Así, Jean(J.D. para los íntimos) va a tratar de plasmar en el lienzo una “belleza espiritual” que se sublima a través de la figuración de personajes sexualmente ambiguos, representantes de la perfección, arquetipo y símbolo del ideal. Las relaciones humanas están más allá de la materialidad o el aspecto físico.

¿Intuís por donde voy? Hoy en día Delville sería carne de terapia y tendría que sanar muchos patrones de comportamiento amoroso, en concreto el manido mito de “la media naranja” cuyo origen es El banquete de Platón. Como nos relata el psicólogo Joan Garriga en su libro Bailando juntos: “(…) en esta obra el pensador reflexiona acerca de las enseñanzas de Aristófanes, sabio ateniense que narra como al principio de los tiempos la raza humana era casi perfecta: “Todos los hombres tenían formas redondas, la espalda y los costados colocados en círculo, cuatro brazos, cuatro piernas, dos fisionomías unidas a un cuello circular y perfectamente semejantes, una sola cabeza, que reunía estos dos semblantes opuestos entre sí, dos orejas, dos órganos de la generación y todo lo demás en esta misma proporción” (nunca mejor dicho, eran un cuadro). Y pasó lo que siempre acontece en mitología, los hombres se ponen chulitos frente a los dioses, Zeus se pilla un cabreo de tres pares de narices y para disminuir su fuerza divide en dos partes a los humanos, los cuales desde entonces se anhelan y buscan desesperadamente. Posteriormente Hollywood comenzó con las comedias románticas, creamos un día dedicado al amor, el “ni contigo ni sin ti” y nos hicimos un cacao de sentimientos, amor, dependencia emocional y dolor.

No seré yo la que ensalce este rincón dedicado al arte para despotricar sobre el amor, pero esa teoría de las mitades me pesa. Yo soy más de la opinión de Carl Sagan y creo fervientemente en que somos polvos de estrellas. Nuestras almas provienen de ellas (al menos la mía) y llega un momento en el que reconocemos a otra que viene de nuestro propio cuerpo celeste de origen y claro; hablamos el mismo idioma, pensamos muy parecido, nos miramos asomándonos al interior de estos cuerpos nuestros que vagan y nos acontece algo similar a cuando viajamos a Londres y escuchamos a alguien hablar español.

El encuentro entre esas almas viene a ser como la canción Promises de MEGADETH:

“Two hearts that shouldn’t
Talk to each other become close
In a town much like a prison cell

People speak our names
On the street in hushed tones
Oh, the stories they’d tell
If anyone would listen

You come from a town where
People don’t bother saying hello
Unless somebody’s born or dies

And I come from a place where they
Drag your hopes through the mud
Because their own dreams are all dying

And when we walk down the street
The wind sings our name in rebel songs
The sounds of the night should make us anxious
But it’s much too late when the fear is gone

I will meet you in the next life, I promise you
Where we can be together, I promise you
I will wait till then in heaven, I promise you
I promise, I promise…”

¿Sabéis qué? Usad la teoría que mas os guste pero si en algún momento dudáis entre convertiros en piedra o querer, optad por amar. Hacedlo bonito, con lo mejor de vosotros, pero no un día en concreto, que el amor cuando es de verdad no es cursi ni ñoño.

A todo esto Contadora y esta canción de MEGADETH en concreto ¿a qué se debe? pues porque a mi primer amor le gustaba MEGADETH. Sensible que se pone una a veces, ya veis.

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