En alguna ocasión he mencionado que la finalidad del Arte es emocionar y transmitir ideas. En ocasiones, ilustrar a través de los sentidos. Sin embargo, hay determinadas obras que aportan un “plus”, aquellas respecto de las que situarte frente a ellas supone asomarse al abismo psicológico del ser humano. El Ángel caído de Alexandre Cabanel es un claro ejemplo de ello, Cabanel supo plasmar en la mirada de Lucifer, sentimientos de ira, vergüenza y orgullo.