El músico poblano Rick Belmont ha sido pieza clave de varios proyectos de los cuales ha llevado la batuta, muestra de ello son los 17 años de picar piedra en la escena mexicana. Un amplio abanico de proyectos como; NECRO-BЕДЬМЫ, BUBU MASACRE, NOT KAWAII y NENEPIL que forman parte de su legado musical. Desde los 20 años ha experimentado distintas ramas artísticas, que van desde el death metal, los videojuegos, cómics, series etc… Hablaremos de las vivencias del artista a lo largo de los años.
Conozcamos mejor a Rick Belmont, quien además de ser reconocido por la experiencia sonora que transmite, se suma la máscara que lleva el artista en directo. Descubramos lo que hay detrás de esa careta.
THE METAL FAMILY: ¡Hola, Rick Belmont! antes que nada ¡Bienvenido a la familia! es un placer tenerte con nosotros en nuestro espacio. ¿Cómo te encuentras?
Rick Belmont: Afortunadamente me encuentro bien, contento de poder participar en esta entrevista. Es un honor.
TMF: Aún recuerdo el verano del año pasado, exactamente en el Battle for Hell cuando te conocí, participamos de jueces en aquella batalla de bandas rumbo al Hell And Heaven Open Air, fue ahí cuando me diste a conocer uno de uno de tus proyectos NOT KAWAII. Realmente llamaste mucho mi atención cuando mencionaste que era algo para el mercado asiático. Pero antes de que nos des detalles de ese proyecto, cuéntanos ¿Cómo iniciaste en la música? ¿Qué fue lo que te impulsó a entrar en ese mundo?
RB: Desde siempre me he sentido atraído por el mundo artístico, especialmente por la libertad expresiva que lo caracteriza. Admiro cómo los artistas pueden vestirse de manera extravagante sin temor al juicio, simplemente porque son ellos mismos. Mis primeras influencias notables en este ámbito fueron, sin duda, el grupo KISS. Sin embargo, centrando la atención en el aspecto musical, creo que mi fascinación comenzó desde que escuché por primera vez los cautivadores soundtracks de mis juegos de infancia, como Super Mario Bros 3, Megaman X y Super Mario World. Las melodías de los niveles y los enfrentamientos con los jefes despertaban en mí emociones intensas y placenteras, especialmente por su tono oscuro y melódico.
Resulta curioso que, mientras mis hermanas grababan música de la radio de sus artistas favoritos en cintas, yo prefería grabar directamente la música de mi Super Nintendo.
Más tarde salió Killer Instinct para SNES y con el juego venía de regalo el CD con el soundtrack y al escuchar las pistas llamadas Full-bore y Traiblazer quedé profundamente impactado. Fue entonces cuando tomé la firme decisión de explorar ese mundo musical por mi cuenta, sintiendo la urgencia de transmitir las mismas emociones que esas composiciones me inspiraban.
No éramos una familia adinerada, no podíamos costear clases de música, lamentablemente nunca pude tomar clases, además crecí en un entorno donde familiares y amigos me decían constantemente que eso solo dejaba hambre y en especial el rock, porque eso solo era para gente vaga, problemática y sin futuro (irónico porque de hecho siempre hemos vivido de la música). Entonces como no tenía conocimiento musical y mucho menos instrumentos, comencé a crear mis primeros demos con ayuda de mi computadora.
A los 17 años, conseguí un trabajo como “jalacables” para un grupo versátil, y aunque mi labor principal era asistir detrás del escenario, siempre me sentía atraído por la parte rítmica, observando con admiración al baterista. Fue en ese momento cuando decidí que mi lugar estaba detrás de un set de percusión.
Finalmente a los 21 puse un anuncio por toda la ciudad para buscar gente que quisiera formar una banda de black metal conmigo, cuando recibí las llamadas de los interesados ese mismo día empecé a escuchar discos de BURZUM, GORGOROTH y DARKTHRONE para analizar y aprender a tocar batería de manera más seria, practicando incansablemente en mi habitación con almohadas como improvisados tambores y, a escondidas, utilizando la batería del grupo donde trabajaba en sus sesiones de ensayo. Este fue el primer paso en mi apasionante viaje musical.