Cuando las obras de arte conjugan en su existencia sexo y erotismo, sabemos que seguirán generando controversia a través de los años. La mujer maldita que tenemos en primer plano, fue pintada en 1859 y a día de hoy les expertos siguen debatiendo sobre si es arte o pornografía. Mi opinión ya es sobradamente conocida ¿te ha generado una emoción (positiva o negativa) que te nubla los sentidos? Si la respuesta es afirmativa, es una obra de arte, en el presente caso es arte erótico. Pensad por un momento, veis este cuadro solo que en él los individuos trasladan a la mujer sin ninguna actividad sexual, todo el mundo ipso facto acertaría a decir que es un óleo y por supuesto, hablaría de arte, de estilo clásico y algunos (los más osados) hablaría de Gustave Courbet por ejemplo. Entonces, qué nos pasa para ver un acto sexual y que nuestra moral salga de inmediato como un hooligan enarbolando la pancarta de “no es arte, es pornografía”, en este supuesto, influye claramente que la persona que goza es de género femenino. Y todo este maremágnum de ideas y sensaciones hemos de encuadrarlo históricamente en el año 1859 (y nos creemos muy transgresores).