“La muerte de la virgen” – Il Caravaggio

Si empezamos las Navidades con un hito histórico en la vida de la Virgen como lo fue el alumbramiento del “Rey de Reyes”, las finalizamos con otro momento trascendental siendo una mujer madura; su fallecimiento. Lo sé, puede parecer un tema demasiado escabroso para tratar ahora, pero el Contador que me animó a hablaros de este cuadro me hizo recordar que la función principal del Arte es impactar, conmocionar, atravesar piel y huesos, recorrer la espina dorsal para impregnarnos de sensaciones no siempre agradables.

Así, para hablaros del óbito de la Virgen usaré uno de los cuadros más bellos que han tratado dicho tema; La Muerte de la Virgen (en italiano, Morte Della Vergine) una obra maestra del pintor italiano Caravaggio.

Y lo hago envuelta en los acordes de  la canción The Sethian del grupo DRACONIAN, cuyo videoclip, otra obra de arte, cuenta con unos espectaculares recursos visuales que se adentran en el surrealismo tétrico:

… This coffin in my heart

Enclosed in the deepest dark

I was brought here

By the blasphemy of God

The perisher of Thought

 

Our knees won’t bend

Our hands won’t fold

We’ve sworn dissent

Upon your Father

I am the Sethian

La presente obra de Caravaggio está realizada al óleo sobre lienzo, hecha en el año 1606. El carácter monumental de esta pintura y su concepción fueron determinantes en el nacimiento de la escuela napolitana del Seicento

Personalmente disfruto en demasía de la obra de Caravaggio, no solo por su técnica o calidad artística. Caravaggio pertenece a una lamentable lista de autores víctimas de la censura; los rechazados. La catalogación de “los rechazados” comenzó en el París de mediados del S. XIX, se aplicó el término de Salons des Refusés (salón de los rechazados) a aquellas obras no aceptadas por exposiciones oficiales, siendo el punto de partida de un nuevo concepto del Arte, especialmente con la creación de una exposición aparte en el año 1863, cuando fueron rechazadas más de 3000 obras de arte. El propio Napoleón III dispuso la creación de un espacio anexo con los artistas rechazados, donde el público y la crítica pudo conocer obras que pasarían a la posteridad de autores como el mismo Manet.

A lo largo de la historia, el rechazo de la obra de arte se ha podido fundamentar en criterios que no necesariamente han sido la falta de técnica o de aportación creativa del autor. En ocasiones ha podido ser la falta de adecuación a la idea original, a la superación de los límites de “decoro” o propuestas que rozaban la provocación (oh, sí dulce término para los oídos de La Contadora).

En estas que os cuento que Michelangelo Merisi (Il Caravaggio) es de los autores que cuenta con más obras rechazadas, como la primera versión de San Mateo o la de la Conversión de San Pablo. Pero no fue sino el impresionante lienzo de La muerte de la Virgen, obra del año 1606 el que suscitó el mayor de los rechazos. Es un lienzo de gran tamaño representando la muerte de la Virgen María. Era un tema debatido y no resuelto por la doctrina católica. Este cuadro se realizó en un tiempo en que el dogma de la Asunción de María no se había enunciado formalmente ex cátedra por el papa, no fue aprobado por la Iglesia hasta el papado de Pio XII en el siglo XX. Aunque su asunción en cuerpo y alma sea un dogma, no hay evidencia documental en relación con la muerte de la Virgen. Cómo murió no es un dogma. Algunos imaginaron una dormición post mortem como un momento en el que Dios resucitó su cuerpo no pútrido y lo llevó al cielo. Otros señalaron que no sintió dolor ni enfermedad, ni miedo por la muerte, pues murió sin pecado, y que ella fue assumpta en cuerpo sano y alma antes de la muerte.

La pintura recuerda al Entierro de Cristo en el Vaticano en cuanto a su tamaño, sobriedad y el naturalismo fotográfico. Su naturalismo es típico de la Contrarreforma

La obra de Caravaggio siempre danza entre la leyenda y la realidad, como en este mismo cuadro. Se afirma que empleó a una prostituta ahogada en el río Tíber como modelo para la imagen de la Virgen muerta, que además, presenta los pies descalzos y rigidez post mortem, la humaniza en demasía cuando la tradición católica en torno al tema había creado una iconografía de la transición de la Virgen como un estado de sueño, un dulce tránsito de la Virgen desde su condición humana a la asunción al cielo. Obviamente, el cuadro de nuestro “rechazado” representa una escena más cruenta y realista, en la que algunos apóstoles lloran desconsolados en torno al cadáver (de gran belleza por otra parte lo que nos hace intuir que la modelo fue una mujer joven y hermosa), en un duelo común, pobre y austero enmarcado exclusivamente por un teatral cortinaje rojo que enmarca a una escena de pesada oscuridad a excepción de la luz que emana el propio cuerpo de María – ¿recordáis el detalle de la adoración de los pastores respecto al niño Jesús?- y en unos estudiados juegos de diagonales.

El conjunto  representa el gusto por el naturalismo  por la pobreza del ambiente : los apóstoles con ropajes humildes, muy desaliñados, descalzos, Virgen yaciendo  en un banco de madera, casi flotando, con el vientre hinchado, pies hinchados y amoratados  y piel verdosa. 

La composición de la obra es puramente barroca haciendo uso de dos diagonales rojas: el cortinaje y el cuerpo de la Virgen. El ritmo  del cuadro viene marcado por las cabezas que centran su mirada en el cuerpo inerte de María

La luz cae en diagonal de lo alto, como símbolo de luz divina, incide en las cabezas de los apóstoles, el cuerpo hinchado de la Virgen y en su cabeza, en la espalda y brazo de María Magdalena, dejando en penumbra los cuerpos. Así, Caravaggio valiéndose de la gradación de la luz crea volúmenes con cuerpos muy robustos. 

Como hemos apuntado, alrededor de la Virgen se encuentran María Magdalena y los Apóstoles. En primer plano, María Magdalena llora sentada en una simple silla, con la cabeza entre las manos. Los Apóstoles, a su alrededor, también se muestran entristecidos, pero no mediante expresiones exageradamente emotivas, sino ocultando los rostros. Caravaggio, maestro de los lienzos oscuros y tenebristas, no está interesado en un ejercicio manierista que capte la variedad de emociones. De alguna forma este es un dolor silencioso. 

Nada hallaremos en este cuadro que revele la naturaleza sagrada de su tema. Su tratamiento es naturalista, de gran crudeza. Para comprender el cuadro se ha de tener presente que Caravaggio estaba próximo a las posiciones pauperísticas de muchos movimientos religiosos contemporáneos, como los Oratorianos, sus variantes iconográficas fueron realizadas teniendo presente las exigencias devocionales de estos movimientos: la Virgen es retratada como una joven, porque representa alegóricamente la Iglesia inmortal, mientras que el vientre hinchado, simboliza la gracia divina de la que está “grávida”. Algunos consideran inadecuado este último particular.

Véase el modelado de María Magdalena con un claro oscuro con una luz que incide sobre la espalda, la cabeza y destaca los tonos cálidos anaranjados de su vestido, pero que también deja en sombra parte de  su cuerpo.

Llama poderosamente la atención que para tratarse de un cuadro de temática fúnebre se dé el predomino de los tonos rojos en el cuadro: la Virgen, cortinas que contrastan con los colores oscuros menos en el de María Magdalena

El dilema y enfrentamiento del naturalismo caravaggiesco con la interpretación teológica de sus obras motivó la sustitución del monumental lienzo, finalmente comprado por Rubens para el Duque de Mantua, aunque antes se debió exponer públicamente por la expectación que concitó. De la colección del Duque de Mantua pasó al patrimonio de la monarquía británica y, tras la venta de la colección real de Carlos I, acabó siendo revendida en 1671 a Luis XIV, ello explica su permanencia en Francia donde hoy día está expuesto en el Museo del Louvre.

Debo confesar que es uno de mis cuadros de temática religiosa favorito. No solo por la imponente y serena belleza del cuerpo de la Virgen sino porque siento fascinación por las vírgenes desprendidas del halo de divinidad, tan terrenales y humanas, con tanto peso, dolor y sufrimiento cargado a sus espaldas, ahí radica la importancia de la religión católica; personas sencillas, humanas, haciendo grandes hazañas.

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