Hubo una época no muy remota en la que para poder plasmar el acto sexual en obras pictóricas requería de gran maestría no solo con el uso del pincel sino de la imaginación y por qué negarlo; echarle cara al asunto.
Ah, pero si hay un artista carismático capaz de sortear la alargada y siniestra mano de la censura eclesiástica, es era Paolo Veronese (Verona, 1528 – Venecia, 1588) y lo deja patente en muchas obras suyas, mi preferida es Leda y el Cisne.
Podría parecer que voy pasada de revoluciones y voy a hablar de zoofilia (no lo descarto en otras entradas) pero el tema en cuestión es mucho más sutil.
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