No lo voy a negar, redacto esta entrada con cierta pesadumbre, atisbo un sendero de la razón infantilizado e idiotizado de ingenuidad. Tengo la inquietud que conforme la sociedad da pasos agigantados en el desarrollo tecnológico, sufrimos una severa involución racional y crítica, disculpad la expresión soez, pero… nos volvemos gilipollas. Percibo cierta tendencia a la sorpresa infantil y puritanismo en determinados debates que años, siglos atrás ya estaban superados. Esto de volvernos más papistas que el Papa nos sienta fatal ¡oiga!