Ando escribiendo estas líneas en Domingo de Resurrección, ya ha pasado toda una semana de penitencia, aflicción y recogimiento espiritual. Otras religiones aún continúan con sus sacrificios a modos de expiación, creo que Ramadán finaliza el 1 de mayo y la Pascua judía (Pésaj) comenzó el viernes noche pasado. Pero para los católicos como yo, este domingo viene cargado de simbolismo. En concreto, hoy celebramos la resurrección de Cristo, en la teología cristiana, la muerte y resurrección de Jesús, los eventos más importantes y, como consecuencia, conforman el fundamento de la fe cristiana.
La historia es más o menos conocida por todos, después de que los romanos crucificasen a Jesús, él fue ungido y enterrado en una tumba nueva por José de Arimatea, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y sin embargo, puede tener la llave para la explicación del fenómeno de la trascendencia en la religión cristiana. Este episodio ha sido inmortalizado por muchos autores, pero Correggio lo hace con una belleza en la pincelada sin parangón.