Es habitual observar un cuadro y que directamente nuestra mente nos traslade a su autor incluyendo vida y milagros, pero en alguna ocasión ¿os habéis preguntado quién es el personaje que aparece entre pinceladas? Os aseguro que en muchas ocasiones ese modelo oculta una historia mucho más apasionante que la obra en sí.
Esa misma idea es la que subyace en este cuadro del gran Fortuny: Carmen Bastián, un óleo que en el que el autor trabajó en Granada entre 1871 y 1872.