Review: HEADKRUSHER y la leyenda de “Opprobium”

¿Quién fuera niñ@? Decían que los ancianos se angostan en las calles mientras los jóvenes perecen a millares en las guerras y trifulcas sin sentido. Desde Asia, las leyendas prevalecen y cuando son redescubiertas, maravillan a quienes centran su atención en ellas. Por ejemplo, Indonesia es una cuna del metal oriental, especialmente en los géneros extremos. Tienen mucho fuego en su interior y lo expresan siempre que pueden. En la famosa isla de Java, un trío de muchachos combina el thrash metal con una temática ocultista sin llegar a ser black metal. Es complicado realizar tal proeza debido a la cantidad de estudiosos que se decantan por el estilo musical o el lírico. Sin embargo, algo posee HEADKRUSHER para que sus canciones sean del agrado thrasher. Veámoslo en su álbum debut Opprobium.

Si hablamos de una temática enigmática y ligada a los secretos del mundo, una introducción se hace necesaria. Una ambientación da inicio bajo el nombre Preludium, la cual quiere sumergirnos en el caos que se avecina y del cual formaremos parte. Sin demora, aparece Darksome Prophet. Si algo caracteriza a las bandas de metal asiáticas, es el uso excesivo e insano de la percusión. Escuchamos riffs simples que, bajo la comandancia de la batería, suman un conjunto totalmente despiadado. La voz arraigada, un bajo potente y furia instrumental fuera de sí. No hay duda, es thrash metal “Made in Indonesia”. En un estilo catedrático, el sonido es puramente de estudio casero con toques formales. A pesar de la rapidez y los solos, el disco no comienza de la mejor forma, pero poco se irá normalizando en constancia. Nemesis Reigns se centra en ofrecer más técnica que velocidad. El bajo cobra más protagonismo y la batería casi revienta los altavoces. Masterizado de forma old school, se ve que el trío tiene ensayos detrás suya, pues no se notan desincronizaciones o falta de trabajo en equipo. En esencia, temas cortos, potentes y capaces de quebrarte la cabeza con sólo escucharlos un poquito. El vocalista no duda en aporrear el bajo a la vez que su laringe. Los solos suben el volumen a decibelios insospechados. Por detrás, The Eyes no duda en continuar la estela de sus antecesores en un cúmulo de ritmos salvajes y brevedad efímera. ¡Es una puta bestialidad del thrash asiático! HEADKRUSHER no sería capaz de engendrar moshpits. ¡No da tiempo a organizarlos!

De la misma manera y sin variar ni un ápice, Sons of Evil baja el tempo con riffs pegadizos y típicos de las primeras olas thrashers. Digamos que quieren darse a conocer y lo consigue bastante bien. Las melodías son más identificables, se observa una repetición de versos con certeros breaks y la batería no cesa ni queriendo. Vuelta a las andadas, el tema Incineration retoma la línea de las primeras interpretaciones. La batería sigue en su trono inalcanzable y hay una alternancia de riffs en cuestión al tempo, como si fuera una pelea de breaks. Cosas así hacen que la disfruta se disfrute a cada momento, como el solo que no deja oídos sanos. Por mí, ya tengo tema preferido del álbum. Todo thrasher sabe que, sin alcohol, la vida no tiene sentido. Da igual el género o procedencia, unos chupitos o cubatas son mejores durante un buen concierto. Whiskey and Misery es la combinación adecuada de cómo una cosa puede llevar la otra. Hermanos de condenas, salvadores de penas. Para el trío indonesio, ambos se necesitan mutuamente y hay que saber interpretarlos igual. Yo sigo pensando en cómo la batería no ha parado desde que comenzó el disco. ¿Drogas, esteroides u otras sustancias? Quizás sea inspiración, pero no me convence desde el punto de vista sanitario.

Llegando al final, Invocation nos hace un bucle evocativo a los temas antecesores. Da la sensación de que cantan varios a la vez, ¿o es mi imaginación? Quizás estoy tan inmerso que no sé ni pensar. Se notan algunos coros aislados, pero nada del otro mundo que no sea apoyar las laborales líricas. Siendo la más larga de todo el repertorio, no tiene porqué envidiar a las demás. Mediante una introducción oscurantista y envolvente, Mortal Devastation da término con un acojonante riff en galope que lleva a la locura total. La inclusión de breaks melódicos son la punta del iceberg que te estrella contra los solos. A modo de outro, se escapa una ambientación similar a la inicial, dando por finalizado un álbum cargado de thrash old school. Indonesia no sólo ha tenido catástrofes y miserias desde que el mundo puso los ojos sobre ella. La música metal abarca cualquier nación sin distinción y por ello, HEADKRUSHER nos presenta una obra debut que esperamos que continúe. Desde The Metal Family, vuestro redactor y crítico Wesker le adjudica una oculta nota de 8,6. No es death metal u otro género extremo, es la escena thrasher underground asiática y tiene un gran poder oculto.

Tracklist

1 – Preludium

2 – Darksome Prophet

3 – Nemesis Reigns

4 – The Eyes

5 – Sons of Evil

6 – Incineration

7 – Whiskey and Misery

8 – Invocation

9 – Mortal Devastation

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