Trata de blancas – Joaquín Sorolla Bastida

“Que caprichosa la honra. En hombres es dura e inmarcesible y en las mujeres es frágil como el cristal, una simple mirada, una palabra y la habrá perdido para siempre.

Las observaba en aquel vagón, eran niñas, asustadas, desolladas de pena, marcadas.

Por mi lado siseaban insultos ¡fulanas!

Pero yo solo veía mujeres rotas

Puta la honra que agasaja al que puede comprarla”

La Contadora de imágenes.

A más de uno le habrá causado sorpresa leer el título del cuadro, el autor y habrá caído nuevamente en estupor al visualizarlo. Un momento, ¿Sorolla? ¿ese mismo Sorolla que parece que hizo un pacto con Endesa para retroalimentar sus cuadros con luz? Si, efectivamente, hoy os voy a hablar sobre un óleo de temática social (tristemente en boga hoy día) ejecutado por Joaquín Sorolla Bastida: el maestro de la luz.

Con Joaquín Sorolla me pasa algo muy particular, no termino de verlo como herramienta de la denuncia social, le falta sordidez. Me explico, las obras menos coloristas de Sorolla, las “grises” u “oscuras” irremediablemente desprenden luminosidad incluso tratando temas tan miserables como la prostitución, sus cuadros no dejan de ser amables. En contraposición tenemos a otro valenciano contemporáneo suyo, Antonio Fillol Granell, maestro de la denuncia social, quien arañaba las consciencias hasta ser vetado (como aconteció con su obra La bestia humana). El “melón que acabo de abrir” no es con carácter peyorativo, percibo a Sorolla como un artista del color marino que juega con la luz, enamorado de su familia e inmortalizando sus queridos paisajes mediterráneos.

En la última década del S.XIX las grandes exposiciones nacionales de pintura ven aparecer una nueva temática en las obras que exhiben, la llamada pintura social. Por primera vez el arte abandona los temas elitistas de historia, de mitología clásica para volver la mirada a la denuncia social. Se busca arrojar luz sobre las dramáticas situaciones que viven “los nadies” que diría Eduardo Galeano. Así, realmente, con obras como Trata de blancas el autor lo que hace es adaptarse a la temática dominante en los certámenes de la época. Para ello mantiene su temática costumbrista, su estilo tan característico, siendo los títulos los que aporten la denuncia social.

Sorolla se acercó a este género de pintura social de la mano del artista sevillano José Jiménez Aranda y “ojo al dato” porque no sería esta obra sino ¡Otra margarita! Con la que obtiene la primera medalla en la exposición nacional, vendiendo dicha obra en Chicago por 11.289 pesetas.

Como nos cuenta Cantarellas Camps, Catalina (2008). XV Congreso internacional de Historia del Arte: modelos, intercambios y recepción artística. Universidad de las Islas Baleares. Trata de blancas se aproxima al fenómeno del oficio mas antiguo de la humanidad de forma conmiserativa. Fijaros como representa a las mujeres (niñas) vestidas a modo de campesinas con mantillas y pañuelos en sus cabezas (nada de maquillaje ni prendas lascivas) a excepción de la alcahueta de negro que las custodia. La alusión a la prostitución se hace de una manera velada, revelándose una gran piedad por parte del autor de cara al tema. Las jóvenes prostitutas duermen exhaustas en el interior de un vagón de tercera. El principal acierto del cuadro es la composición, que se proyecta hacia fuera mediante una fuga perspectiva muy forzada, y que logra que, a pesar de que los personajes ignoren al espectador, éste se sienta implicado por esa mera atracción espacial que la composición ejerce, claramente sitúa al espectador como quien mira de soslayo una escena conocedora de lo que realmente acontece. Así con el angosto espacio que se refleja en el cuadro, el pintor trata de simbolizar la imposibilidad de huir del destino, ese mismo destino que de forma tan soberbia supieron reflejar mis amados HÉROES DEL SILENCIO en su canción Con nombre de guerra:

(…) Y dejemos los besos
Para los enamorados
Y pensemos en lo nuestro
Que por eso te he pagado
Aunque esta noche
Seas solo mercancía para mí

Dejo en tus manos
Lo que hemos acordado
La lluvia de hace un rato
Ahora solo necesito descansar

Y dejemos que los sueños
Se apoderen del deseo
Recordemos que lo nuestro
Se me olvidará al momento
Aunque esta noche
Sea solo unos billetes para ti

Pienso en los años
Que llevas guerreando
Con un nombre por bandera
Ahora solo quiero oírlo una vez más (…)

Como no podías ser de otra forma, la pintura fue objeto de las más duras críticas de los ultramoralistas católicos del momento. Algunos de estos se quejaron de que un pintor tan sobresaliente como era Sorolla hubiese dedicado su genialidad a retratar tan inmoral actividad.

“Mujeres perdidas, vendidas, sin más destino que venderse al mejor postor. Expertas en sobrellevar el peso de cuerpos ajenos expiando sus más angostos deseos. Mujeres de mirada perdida implorando al dios del tiempo que esta penitencia tenga las horas cortas.” La Contadora de imágenes.

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