A finales de los 70 surgió el speed metal, que aumenta la velocidad del heavy. Y a principios de los 80 apareció en Estados Unidos y Reino Unido una serie de bandas que hicieron justo lo contrario, hacerlo más lento pero sin perder la agresividad, la potencia y, sobre todo, la pesadez y la oscuridad típicas del género, de hecho en muchos casos las incrementaron. Así nació un nuevo estilo que se basa en las canciones más oscuras de los padres del heavy, los británicos BLACK SABBATH y que es conocido como doom metal (“doom” significa fatalidad o condenación) y se le considera dentro del metal extremo.
Musicalmente se caracteriza por su lenta velocidad; el protagonismo del bajo, algo poco habitual en el metal en general; y un sonido extremadamente pesado y denso. Éste es conseguido mediante la unión de varios elementos: la afinación de guitarras muy baja, aún más de lo habitual en el heavy metal; la muy alta distorsión de guitarras y bajos; el uso de la disonancia; y los riffs de guitarra y de bajo tocados a la vez. En cuanto a la forma de cantar usa voces limpias y generalmente agudas, usualmente con un timbre de desesperación y/o dolor, aunque algunos cantantes utilizan un tipo de voz “operístico” que le da un toque épico al sonido, por lo que hay críticos y aficionados que hablan de un supuesto subgénero al que llaman “doom metal épico”. Además, las canciones suelen ser algo más largas de lo acostumbrado en el heavy y normalmente los grupos sólo tiene un guitarrista.