De la mano de la promotora Oliskull llegaba CARLOS ESCOBEDO alistando la fecha de Sevilla en la gira de conciertos acústicos que lo ha llevado por distintas ciudades del país.
Un concierto de esta guisa siempre es de agradecer. Después de meses y meses recibiendo vatios en el cerebro de uno, viene bien algo así, más relajado y con un ambiente distendido, tranquilo y para algunos hasta familiar (sobre esto me referiré más adelante).
El lugar elegido para la actuación no podía ser mejor. Y esto lo digo con pleno convencimiento.
La antigua estación de ferrocarril de (Plaza de Armas), conocida popularmente como la de Córdoba, donde llegaban los visitantes a Sevilla provenientes de Madrid, Toledo, Ciudad Real, Granada, Jaén, y evidentemente de la propia Córdoba, entre otras, lleva siendo desde hace poco más de 20 años, centro comercial y gastronómico.
Aprovechando su altura, en la parte superior central se alza esta zona de actuaciones para que prácticamente todo el público esté sentado alrededor de mesas y pueda tomar una copa mientras asiste al espectáculo. Justo delante del escenario existen unas ocho filas de aproximadamente 60 sillones de una comodidad total que conforman la zona VIP.
En el escenario, sobre una pantalla donde se irían proyectando imágenes relajantes (velas en su mayoría), se podía ver un taburete en la parte central con un micro, una silla a la derecha y otra a la izquierda delante de un pequeño teclado. Todo, adornado con pequeñas luces led que le daban otro toque de recogimiento al conjunto.
Pasadas las 9:30 de la noche comenzaba el show y lo hacía con Vulcano. No creo que sea el único al que le descoloque escuchar canciones que siempre han sonado enchufadas, hacerlo en acústico, pero ni por asomo digo esto en tono peyorativo, todo lo contrario. Como es lógico suenan en su mayoría muy distintas y en algunos casos parecen temas casi distintos y como decía al principio, este tipo de “experimentos” son necesarios y recomendables para los músicos en general puesto que le dan a los temas una dimensión distinta, un aire fresco y pausado que en algunos casos hace que gane la canción descubriendo matices nuevos y además, pienso, que el músico las disfruta de manera muy diferente.
Me reconozco no ser un seguidor acérrimo de SÔBER y no sé si eso me supuso una ventaja a la hora de disfrutar del acústico más que la de alguien que los siga habitualmente puesto que no conocía algunos de los temas.
Evidentemente es algo que nunca sabré ni se puede evaluar, pero sí diré que la experiencia es recomendable 100% y que Carlos Escobedo sabe adaptarse a la perfección a esta fórmula, logrando dar en la tecla con un repertorio estudiado y redondeándolo con el acompañamiento de un violonchelo, un piano y una guitarra eléctrica en modo acústico en los musicazos de los que se hizo acompañar; Carlos Clerencia (Violonchelo, guitarra y piano) y Raúl Perona (piano y guitarra).
Entre los temas que sonaron, que en su mayoría fueron de SÔBER pudimos disfrutar de Blancanieve, Eternidad, La escalera, Eclipse, El hombre de hielo, Arrepentido o Náufrago.
Agua para tu sed de SAVIA se coló justo antes de que fuera invitado Ix Valieri a la guitarra para interpretar como despedida Loco y 10 años, finalizando una actuación de casi dos horas en las que hubo un poco de todo, presentaciones de temas detalladas por parte de Carlos Escobedo, vítores y aclamación popular a la abuela de Carlos Clerencia por partida doble y una zona VIP en la que solo faltaba una manta para cada asistente para estar como en casa, puesto que desde el bar se servían incluso pizzas.
Muchos dirán que la música rock es para escucharla en vivo y de pie, y no les falta razón, pero tampoco les falta una pizca a quienes votan por hacerlo sentados en comodísimos sillones pudiendo cenar mientras, si se tratan de actuaciones en acústico. El propio Carlos Escobedo se refirió al sitio alabándolo en un par de ocasiones y también a los asientos privilegiados de la zona VIP, que le sorprendieron bastante.
En resumen, un show completo, acogedor, con buen sonido, en un lugar cómodo y de fácil acceso y en un enclave privilegiado. Quién sabe si no es el primero de más que estén por venir en un futuro no muy lejano.