Crónica: FAUSTO TARANTO (Sala X – Sevilla 11/05/24)

FAUSTO TARANTO en Sevilla de nuevo

Me causaba el mismo nerviosismo, expectativas y ganas, que, si viniera una de mis bandas más veneradas, que son muy pocas.

Me los había perdido dos veces ya, pero para esta vez, desde que anunciaron hace unos meses que venían, lo señalé en el calendario como prioritario. Se presentó un día genial, temperatura primaveral y una previa relajada, de conversación, de saber y de conocer. En definitiva, de avanzar…

Se alinearon los planetas para que lo que se presentaba esa noche, sería, no una noche más de concierto, sino una noche para recordar siempre, puesto que todo lo que la rodeó fue como debía ser. Agradecí por tanto que FAUSTO TARANTO tocasen solos. Es algo que tiene por costumbre el grupo y la verdad es que no les hace falta telonero ninguno.

El machacante riff heavy metal de Se apodera envuelve cada rincón de la sala dando comienzo al concierto. Riff que habría firmado del tirón el gran Tony Ionmi.

No hay tiempo para casi aplaudir y la melodía de Malos días se deja caer como lo que es, un temazo que se hace grande en tus oídos a cada segundo que avanza. Las letras de FAUSTO TARANTO son dignas de ser reunidas y publicadas a modo de libro poético con imágenes que las acompañen.

Con Alboroto, se cierra el primer trío de ases de la noche, y es que no sé si fue “causalidad” o no, pero habían comenzado con un tema de cada uno de sus tres discos en su mismo orden de edición: El círculo primitivo, El reflejo del espanto y La reina de las fatigas (2015, 2017 y 2020 respectivamente), comenzando de forma apabullante (como mandan los cánones) la actuación.

Ihmaele, además de ser el cantante de FAUSTO TARANTO, es quién llena más escenario. Tiene carisma y experiencia de sobra y es quién hace la presentación del concierto con su particular manera de hablar. De esta forma nos enteramos que han “reventao” la furgoneta y que busca quién los lleve pa Graná al terminar el concierto. La suerte, para ellos, pero sobre todo para nosotros, es que les pasó a tan sólo 12 kilómetros de Sevilla y pudieron tirar de familiares y amigos para llegar con tiempo…

Una vez dado el accidentado parte del día, volvemos a 2015 con Los llantos de mi alma y Otra letra más, que en su día editaran también otra versión haciendo un dueto Ihmaele con Manuel Martínez (MEDINA AZAHARA), con la que le dieron un aire distinto al juntar dos voces tan diferentes entre sí en todos los sentidos, menos en el de, el “dehe andalú” de los dos cantantes.

Después viene otro temazo de su segundo disco con el título de La guadaña, con un estribillo para corear desgañitándose, que unen a La presa, en este caso, de La reina de las fatigas, con ese ritmo frenético que no te deja el pie quieto siguiendo el ritmo o con la cabeza…

El hecho de que tocaran solos podía darnos una pista de que aquel concierto podía ser un chollazo en relación calidad + duración/precio, así que habiendo pasado unos treinta minutos desde el comienzo, aún quedaba por delante más de una hora de aquella noche tan esperada para éste que escribe.

Por amarrarme, y Los cobardes, single editado allá por diciembre de 2023 nos acercan al ecuador del concierto y aquello como un suflé con exceso de levadura, no hacía más que aumentar el estado de ánimo y diversión de los que allí estábamos.

Enredado como yo mismo estaba con mis circunstancias en ese preciso momento, llegaba a nuestros oídos el idóneo título Rumores y juramentos, que hacía mío en aquellos precisos instantes por cosas del destino.
Todo parecía estar suspendido en el aire para enmarcar una noche especial, y La flor maldita, single editado en 2023 en el que colaboró Noni Meyers, vocalista de los también granaínos LORI MEYERS, fue ese marco ideal con cuyo estribillo, el personal de la sala coreaba al unísono junto a Ihmaele.

Aquello hacía pensar que íbamos llegando a la recta final de la actuación, pero el hecho de que se me hiciera tan corto aún me hacía dudar de si esa recta sería casi infinita o por el contrario ocuparía un lapso corto de tiempo.

La ratonera nos trae serenidad por momentos, pero con ese estribillo vuelve la intensidad para poco a poco, bajar de nuevo las pulsaciones a ras del corazón, que Loco por saber se pregunta cómo y de qué manera, dos vidas se pueden poner Bocabajo, (en el buen sentido) tal y como tienen ya a los asistentes, y en tan poco tiempo.

Ihmaele ya se ha encargado de recordarnos que se tienen que volver pa Graná y que toda ayuda es bien recibida, pero mientras ocurre o no, la cautivadora En las esquelas, con ese verso dedicado a la Alhambra y su torre de la Vela y Abanicos y soplaores sacados de su tercer disco siguen erre que erre manteniendo el nivel de una actuación que estoy seguro, a todos se nos estaba pasando de volao.

Ahora sí, es cuestión de tiempo (lógicamente) que aquello, por desgracia vaya llegando a su fin, y el último trío de ases que nos tienen preparado es un regalo para los sentidos.

La labor de Mario Gutiérrez y Quini Valdivia a las guitarras está a la altura de esos “dobles de guitarra” como Smith/Murray o Downing/Tipton, pero la base rítmica, con la contundencia y tempo de Jesús Martínez a la batería y Miguel Martínez al bajo, con esa forma de envolver los graves y apareciendo como colchón para que descansen los riffs de sus compañeros, dotan a la música de FAUSTO TARANTO de unas características que los hace únicos.

La verea, tercer y último tema de El Reflejo del espanto que sonó esa noche, nos va indicando (y nunca mejor dicho) que el camino recorrido está llegando a su fin. Cuando escucho los primeros acordes de Como tu cara, las comisuras de mi boca se pierden hasta llegar a mis orejas, porque el estado de ánimo que me transmite este tema es otra cosa.  “Como tu cara, como el viento que te despeinaba. Como el tiempo que a mí me quemaba…”.

Y ya sí, el tema elegido para despedirse es otro de El círculo primitivo, A capa y espada, en el que su guitarrista Mario Gutiérrez hace palmas, como en otros momentos de la noche junto a Ihmaele. Ese estribillo en el que dice “Se acabó…” nos encara el final de una noche como no recuerdo ninguna. Pero no por ensalzarla gratuitamente (conciertos de pelos como escarpias he vivido por diversos motivos en varias ocasiones). Fue especial porque la música de FAUSTO TARANTO se sale de catálogo y consiguen crear una atmósfera que nadie podría asemejar.

Fue una noche en la que llegué animado y me fui feliz, una noche en la que por fin pude ver a una de las mejores bandas y españolas más originales que hayan aparecido en nuestro país y que tenemos la suerte de ser contemporáneos de ello, bajo mi modesta opinión.

Una noche que me pareció sublime en lo musical e inolvidable en lo personal.

¡Por muchas más noches así! ¡Brindo por mí y brindo por nosotros!

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