Lamentablemente me perdí casi la totalidad de la actuación de KILLDACANE, grupo local escogido muy acertadamente para telonear a Phil Campbell y su banda.
Pude escuchar un par de temas tan sólo pero lo que sí logré apreciar es que la función principal de un grupo telonero la había cubierto sobradamente, pues el ambiente que había, sobre todo en las primeras filas, era el de un público entregado que disfrutaba de estos merodeadores del mercado de la calle Feria, consumidores desinteresados de arte en los bares más emblemáticos de la mariana ciudad de Sevilla y abanderados actuales del rock transgresor, callejero y gamberro, que sin olvidar jamás sus raíces y esos ejemplos modélicos que cualquiera que respire esta ciudad lleva grabado a fuego en el cassette musical de sus entrañas, consiguen, sin más armas que su poca vergüenza, carisma y desparpajo, crear un estilo propio con el que ganarse a su público, que desde esa noche de marras, ya tienen a un adepto más en la persona que escribe.
¡KILLDACANE “ForEver”!
Después de una pausa prudencial que algunos aprovecharon para fumar, otros tomar el aire o simplemente despejarse charlando a las puertas de la sala, tendría ante mí a uno de los guitarristas más importantes de finales del S. XX y principios del XXI, pues nadie puede decir, nada más que él, que ha sido quién le ha dado el sonido característico guitarrero a una banda tan importante e influyente como MOTÖRHEAD durante 30 años, que además fueron los últimos de existencia de la banda.
Mete en una coctelera a WOLFSBANE, THE ALMIGHTY y SLIDE y puede salir algo como PHIL CAMPBELL AND THE BASTARDS SONS.
Lo que no sé es como se las apañó para que cada uno de sus hijos tocasen un instrumento distinto. Si fue algo pensado durante años, pensando en crear una banda en el futuro es otra faceta importantísima a reconocerle al gran Phil. Mano de obra casera 100%.
Bromas aparte, hay que decir que lo que tiene entre manos es una banda que desde la primera, te da de lleno, te engancha.
Hay grupos de rock que repiten y repiten lo que ya han hecho otros basándose en lo de siempre y/o pareciéndose en demasía y de forma premeditada a esas bandas ya consagradas. PHIL CAMPBELL AND THE BASTARDS SONS se ha currado un lote de melodías pegadizas desde que empezó en 2016, y a partir de ahí, entre la experiencia del padre de la(s) criatura(s) y, supongo, también, las influencias más actuales del resto, ha logrado un repertorio de temas variados y con una sonoridad que no aburre para nada, llena de matices, con una base rítmica que a veces recuerda a la banda del jefe, y que remata con la versátil voz de un grandísimo cantante llamado Joel Peters, último componente en entrar en el grupo, que es perfecta para el estilo y que a la vez se amolda como un guante a los temas que versiona de MOTÖRHEAD.
Y haciendo un repaso a la lista de temas que sonaron, destacar la vacilona We´re the Bastards, con la que abrieron el concierto, un rock n´roll al uso como Going to Brazil, una más heavilona como Schizophrenia, la insinuante High Rule, que me recuerda a KISS, el bluesero, Dark Days, y como no, las versiones que se marcaron recordando a SEX PISTOLS con God Save the Queen y las de MOTÖRHEAD que no fueron pocas; Born to Raise Hell y Ace of Spades que sonaron entre medias de los temas de la banda, dejando para el final inteligentemente un trío de ases como Killed by Death, Heroes y Overkill, coronando un gran concierto que muchos descartaron porque seis días después Steve Harris y sus leones británicos descargaban en nuestra ciudad.
Cada cual tiene sus prioridades, por supuesto, pero honestamente pienso que la oferta musical de Phil y sus hijos bastardos es más atractiva que la del bajista de IRON MAIDEN.
En definitiva, tanto los fanáticos de MOTÖRHEAD como los simples amantes del género rock en general, salimos más que satisfechos de la sala, aunque sí es verdad que fue algo corto.
Os recomiendo que si pasan cerca de tu localidad no te los pierdas.