Crónica: Sun and Thunder – Día 1: jueves

Con mucha expectación, llegamos al Mare Nostrum, recinto que fue nuestro hogar durante tres días, y del cual recorrimos cada palmo para tomar notas, sacar fotos o simplemente disfrutar de la primera edición del festival SUN AND THUNDER.

Tras subir por primera vez la cuesta hacia el castillo (quizás la vez que más costó), llegamos puntuales para el inicio de las actuaciones de ese jueves.

La apertura del festival corrió a cargo de la banda de metal alternativo DOCKA PUSSEL, que llegó desde Sevilla con una propuesta contundente, acompañada por un sol y un calor aplastantes.

El público, ansioso por comenzar las hostilidades, arropó a la banda con algunos moshpits y coreando sus estribillos, ya que la presencia sevillana se hizo notar en la pista.

Fue una actuación más que correcta que dejó buen sabor de boca a los asistentes y que dio el pistoletazo de salida a tres días de infarto. DOCKA PUSSEL fue la primera banda en tocar en el SUN AND THUNDER, y eso ya no se lo quitará nadie.

Continuamos con ASTRAY VALLEY, una banda que teníamos muchas ganas de ver, ya que se prodigan poco por el sur y no habíamos tenido aún la oportunidad de disfrutar de la banda de Clau Violette.

Con más de una década en activo, ASTRAY VALLEY se forjó una fama a base de trabajo y buenos conciertos, y esta actuación no hizo más que aumentar las ganas que les teníamos. La banda presentó un setlist compuesto mayormente por temas de su último trabajo, Midnight Sun, y por su reciente sencillo Synthetic Heart, aunque personalmente eché en falta Erased, tema que me fascina.

Fueron cuarenta minutos de puro metalcore, bien interpretado, con una banda consolidada que no paraba de crecer. Era la primera vez que veíamos a ASTRAY VALLEY y nos quedamos con ganas de más.

SOLDIER

Habían pasado varios años desde la última vez que vimos a SOLDIER, con una doble participación en eventos organizados por el Palacio Metal Fest. La banda cambió mucho desde entonces, pasando de cuarteto a quinteto, pero manteniendo las mismas ganas de no dejar títere con cabeza.

El cambio en la formación permitió a Phil, ya liberado de la guitarra, desatar todo su potencial como frontman. Más que cantar, vivió cada una de las letras, dejándose la piel y expresando cada sentimiento que afloraba. El resto de la banda no se quedó atrás, siendo un verdadero torbellino, a imagen de Pei, su bajista.

Fue una grata sorpresa, con una banda que supo crecer a lo largo de los años y que, personalmente, en esta ocasión me gustó más que en otras veces. Se echó en falta un disco nuevo… ojalá llegue pronto.

JELUSICK

JELUSICK irrumpió en el Thunder Stage del Sun and Thunder Festival con una energía arrolladora, demostrando por qué su nombre está ganando peso rápidamente en la escena del metal internacional. La banda, encabezada por el carismático Dino Jelusick, dejó claro desde el primer acorde que su propuesta no es solo una más dentro del género. Con un sonido que mezcla la potencia del metal tradicional con toques de melodía sofisticada, JELUSICK nos llevó a un viaje sonoro en el que la técnica y la pasión se fusionaban de manera impecable. Las guitarras afiladas y los riffs poderosos dominaron el espacio, mientras que la voz de Dino se elevaba sobre todo, demostrando su versatilidad y control, oscilando entre registros agudos y rasgados con total soltura. La banda, más que una simple formación de metal, dejó claro que hay mucho más que habilidad técnica detrás de su música: hay una entrega emocional que conecta al instante con el público.

En cuanto a la recepción, el Sun Stage se llenó rápidamente de un público ansioso por ver a la banda, que supo ganarse a los asistentes desde los primeros acordes. La interacción de JELUSICK con la audiencia fue natural y fluida, destacándose en los momentos más intensos de la actuación, donde se notaba una sinergia perfecta entre la banda y su público. Sus temas fueron recibidos con gran entusiasmo, y no era difícil ver cómo las letras poderosas y las melodías pegadizas calaban hondo. La mezcla de fuerza y sensibilidad que demostraron sobre el escenario hizo que JELUSICK no solo se ganara un lugar en el cartel del festival, sino que marcara una huella imborrable en la memoria de los asistentes. Para nosotros, un gran descubrimiento a seguir.

Vimos de pasada a OMNIUM GATHERUM y DRAGONFLY y nos preparamos para uno de los platos fuertes del día en el Thunder Stage: MIND DRILLER.

La banda continuó presentando The Void, su último y aclamado trabajo, que les permitió dar otro salto de calidad.

No pudo empezar peor la experiencia: problemas técnicos hicieron que la banda comenzara su show con diez minutos de retraso, lo que obligó a recortar el setlist. Pero no se vinieron abajo y demostraron por qué son una de las bandas nacionales más en forma actualmente. Pudimos bailar con sus temas más destacados, como The Fall Out, Rotten o mi favorito, Calling at the Star.

El público ya estaba sobre aviso y disfrutó cada segundo del espectáculo, porque MIND DRILLER fue más que música: un show trabajado hasta el más mínimo detalle, capaz de convencer hasta al más escéptico.

En ese momento nos separamos para asistir a dos momentos importantes del día. Llegaban KREATOR al Sun Stage y DRY RIVER al Thunder Stage.

KREATOR llegó al Sun Stage con toda la furia y la agresividad que solo una de las leyendas del thrash metal mundial puede ofrecer. Desde el primer segundo, la banda comandada por Mille Petrozza se lanzó al ataque con un setlist cargado de himnos que rápidamente incendiaron el ambiente. La brutalidad de su sonido, reforzada por las guitarras afiladas de Sami Yli-Sirniö y la imparable base rítmica de Jürgen “Ventor” Reil, arrasó con todo a su paso. Canciones como Violent Revolution, con la que comenzaron o Phantom Antichrist, ya en la tanda de bises, sacudieron el suelo bajo los pies de los asistentes, quienes respondieron con moshpits furiosos y cánticos que retumbaban en el aire. El show no solo se centró en la potencia sonora, sino que fue una auténtica descarga de adrenalina pura, como si cada acorde estuviera diseñado para desatar el caos más sublime.

La presencia de KREATOR en el escenario fue monumental, su estética impecable y su dominio de la puesta en escena, un verdadero despliegue de potencia y precisión. Mille Petrozza estuvo imparable, lanzando arengas al público entre cada canción, creando una conexión directa con los asistentes que celebraron cada riff como si fuera el último. No hubo tregua ni respiro en un set que dejó claro por qué KREATOR sigue siendo una de las bandas más influyentes del thrash metal. Mientras las luces se cortaban y las sombras se alargaban con la caída de la noche, el legendario grupo te envolvía en una atmósfera de puro thrash, dejándonos con la sensación de que, a pesar de los años, la banda sigue siendo un tsunami musical imparable que no deja de reivindicar su lugar en el Olimpo del metal.

Llevaba años escuchando hablar de DRY RIVER y de su calidad musical, y lo que oía no salía de ningún medio ni por parte del público, sino de la misma boca de músicos que tenía agregados en redes y que no paraban de alabar la labor de la banda.

Y las alabanzas no eran solo para la galería: cuando empezó la actuación de DRY RIVER, la mayor parte del público estaba compuesta por miembros de bandas que formaban parte del cartel. El setlist fue un extracto de lo que la banda presentaba de manera habitual, y aunque era la primera vez que los veía, me dejé cautivar por su música, interpretada no solo con excelencia, sino con elegancia.

Me quedé muy satisfecho con la actuación de los castellonenses, que ganaron un nuevo fiel a su causa. Me quedo con unas palabras que intercambié con Ángel Belichón antes de la actuación, en las que me confesó que estaba nervioso, y yo no daba crédito: “Estoy nervioso porque me importa”. Ojalá todo el mundo estuviera nervioso de esa manera y regalara un espectáculo así.

Llegados a este punto, tocaba dividirse, teletransportarse y hacer malabares para ver, aunque fuese a medias, las interesantes propuestas que se solaparon y hubiera apetecido ver su concierto al completo, pero entendemos que solapándose escenarios eran más de doce horas de conciertos, de haberlos programado sin solapes la noche se hubiese alargado en demasía.

MYRKUR

MYRKUR ofreció una de las experiencias más fascinantes y etéreas del festival, tomando el Thunder Stage con una propuesta que combinó la majestuosidad del black metal con la delicadeza del folk y el ambient. La banda, liderada por la carismática Amalie Bruun, presentó un espectáculo que no solo fue musicalmente impactante, sino también visualmente cautivador. Desde el primer momento, a pesar de que la noche no había caído aún, las luces tenues y las sombras envolventes se fusionaron con las potentes guitarras y las voces claras de Bruun, creando una atmósfera mística que transportó a los asistentes a un mundo donde lo oscuro y lo bello se entrelazan. Las canciones de su último trabajo fueron interpretadas con una precisión impecable, donde la potencia del metal se fundió con momentos de belleza melódica, elevando la actuación a un nivel casi ritualístico.

La presencia de MYRKUR sobre el escenario fue imponente. Bruun, con su voz que oscila entre lo angelical y lo desgarrador, capturó la atención de los presentes, mientras la banda desplegaba su música en capas densas de atmósferas oscuras y elementos folk que evocaban las antiguas leyendas nórdicas.

Palabras mayores. Con el anochecer, Marenostrum se tiñó de oscuridad y melancolía: llegaba el maestro del doom, llegaba PARADISE LOST. Treinta años esperando ver a la leyenda británica, y no decepcionaron.

La banda dio un repaso a sus temas más emblemáticos, como Enchantments, As I Die o Say Just Words, dejando, de manera extraña, los últimos sencillos presentados en las semanas anteriores, que servían como carta de presentación de su próximo trabajo.

PARADISE LOST rindió homenaje a su carrera con una puesta en escena minimalista que no dejó de contrastar con los fastos de KREATOR, quienes acababan de dejar el escenario. Los de Halifax no necesitaban parafernalias: su música hablaba por ellos.

Me quedé con la fúnebre introducción de Embers Fire, tan hermosa, una obra maestra del metal. Poco se podía decir o añadir sobre la actuación de PARADISE LOST, a la vez sencilla y precisa: ¡sublime!

SAMAEL

La actuación de SAMAEL en el Thunder Stage fue un viaje oscuro y atmosférico que transportó a los asistentes a un universo sonoro único, donde la experimentación se encuentra con la fuerza del metal más pesado. Desde el primer acorde de Rain, la banda suiza demostró por qué siguen siendo una de las formaciones más innovadoras dentro del metal extremo. Su propuesta no solo es un despliegue de brutalidad, sino una fusión de elementos electrónicos, industriales y doom que crean una atmósfera densa y envolvente. La presencia imponente de Vorph, tanto como guitarrista como vocalista, fue clave para mantener el pulso en todo momento, su voz profunda y solemne arropada por las atmósferas frías creadas por las bases electrónicas y las guitarras pesadas, que arrastraban al público hacia una espiral de oscuridad musical.

Lo más destacado de la presentación de SAMAEL fue cómo lograron equilibrar la agresividad con la atmósfera, generando una tensión constante entre la pesadez de sus riffs y la fluidez de sus pasajes más etéreos. La interacción con el público fue moderada, pero suficiente para generar una conexión visceral. Temas como Shining Kingdom, Slavocracy o Baphomet’s Throne resonaron con una fuerza indescriptible, mientras que la banda alternaba entre momentos de caos sonoro y fragmentos más introspectivos. A pesar de los años que han pasado desde su formación, SAMAEL sigue siendo una de las bandas más relevantes en el universo del metal experimental, y su actuación en Fuengirola fue una prueba de que el tiempo no hace más que afianzar su poder sobre el escenario. Un espectáculo absorbente y profundo que dejó claro que, cuando se trata de experimentar con el sonido y las emociones, lo suizos siguen marcando la pauta.

EIHWAR

Aunque la actuación de los franceses EIHWAR en él no fue entendida por todos los asistentes, que se preguntaban por qué un grupo de música pagana en un festival de metal, lo verdaderamente incontestable es que la suya fue un despliegue de energía cruda y emoción a flor de piel. La banda, aunque no tan conocida en el ámbito internacional, supo ganarse rápidamente a los asistentes con su propuesta única, que fusiona el Viking War Trance que se puede describir como una mezcla de sonidos nórdicos tradicionales con una base electrónica «moderna» y potente, comparada con el sonido de Carpenter Brut, pero con temática vikinga. Desde el primer acorde, EIHWAR mostró que su sonido tiene una frescura que muchos grupos de su misma escena pierden con el tiempo. Las guitarras sucias y los cambios de ritmo inesperados fueron los pilares de su actuación, mientras las voces de Asrunn (vocalista, percusiones tradicionales) y Mark (vocalista, pad drum y samples) se alternaba entre guturales desgarradores y pasajes melódicos que ofrecían una dinámica que mantuvo al público constantemente cautivo. La banda se entregó por completo al escenario, no solo interpretando sus canciones, sino transmitiendo una conexión palpable con el público.

EIHWAR no solo destacó por su capacidad técnica, sino por la intensidad emocional de su propuesta. La banda logró crear una atmósfera cargada de tensión, alternando momentos de calma inquietante con explosiones de energía que hicieron que el público respondiera con fervor. La química entre los miembros de la banda y la interacción con los asistentes fue algo destacable; aunque la banda no es un nombre ampliamente reconocido, su ejecución y actitud sobre el escenario dejaron claro que tienen un futuro prometedor. La banda logró algo que pocos consiguen en un festival de tal magnitud: hacer que los asistentes se quedaran con ganas de más, recordando por qué la autenticidad y la pasión siguen siendo esenciales en el metal contemporáneo. Sin duda, una de las sorpresas agradables del día.

La voz del metal español cerró el Sun Stage. LEO JIMÉNEZ siguió demostrando por qué es uno de los vocalistas más relevantes en la historia del metal patrio.

El derroche sobre el escenario no dejó lugar a dudas: a Leo le quedaba cuerda para rato. Abrió con su clásico Desde niño y dio un repaso a su discografía, desde Animal solitario hasta Mesías, con un interludio en La factoría del contraste. Leo, como siempre, estuvo bien secundado por su banda, Los Leos, que bien podrían haberse llamado “los leones”, ya que se comieron el escenario.

LEO JIMÉNEZ fue ya patrimonio del heavy metal, y tuvimos la suerte de poder disfrutar de él. Nos despedimos con la esperanza de volver a verlo tras el apocalipsis.

El primer día fue muy variado, con bandas pujantes, otras consolidadas y cabezas de cartel de lujo. Nuestro equipo optó por quedarse la mayor parte del tiempo en el Thunder Stage, ya que era el sitio donde se podían ver bandas con propuestas más alternativas y que, sobre todo, pocas veces teníamos la oportunidad de ver no solo en Andalucía, sino también en España. Salimos del recinto rendidos, pero no derrotados, pensando ya en el siguiente día.

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