Con mucha expectación, llegamos al Mare Nostrum, recinto que fue nuestro hogar durante tres días, y del cual recorrimos cada palmo para tomar notas, sacar fotos o simplemente disfrutar de la primera edición del festival SUN AND THUNDER.
Tras subir por primera vez la cuesta hacia el castillo (quizás la vez que más costó), llegamos puntuales para el inicio de las actuaciones de ese jueves.