Cosas extrañas y formidables pueden surgir de comienzos humildes. En 1997, en una remota ciudad de Joensuu, más allá de los inmensos bosques del este de Finlandia, unos adolescentes metaleros se reunieron para tocar música fuerte y feroz, beber cerveza y divertirse. Poco sabían que dos décadas después serían saludados como una de las puntas de lanza de su género, preparándose para lanzar su octavo álbum de estudio y embarcarse en otra gira mundial.
Desde 2011 la formación de Insomnium ha sido Markus Hirvonen, Ville Friman, Niilo Sevänen y Markus Vanhala. Este cuarteto forjó los álbumes Shadows of the Dying Sun (2014) y Winter’s Gate (2016) que elevaron a la banda a la categoría de cabeza de cartel en todo el mundo.
En 2018 se hizo evidente que el guitarrista Ville Friman no podía seguir compaginando las pesadas giras con su otra carrera como profesor en la universidad de York. De ahí que la banda decidiera que era necesario un tercer guitarrista para que la maquinaria funcionara correctamente. No tuvieron que buscar mucho, ya que un tal Jani Liimatainen (The Dark Element, Cain’s Offering, ex-Sonata Arctica) ya había sido guitarrista de directo en varias giras. Así que se hicieron juramentos de sangre, se hicieron brindis y se firmaron contratos impíos, y la banda se convirtió en un quinteto.
Con esta nueva formación y una mayor potencia de fuego, Insomnium comenzó a escribir su octavo álbum de estudio. Compuesto por 10 canciones y más de una hora de música Heart Like a Grave (2019) evolucionó hasta convertirse en un épico tour de force de melancolía finlandesa, inspirándose en algunos de los cuentos, letras y poemas más sombríos del norte. Con cuatro compositores en la banda, el sonido de Insomnium es ahora más rico y versátil que nunca. Y sin embargo, la esencia y el núcleo de la música son los mismos que hace 22 años. Al árbol le crecen nuevas ramas, pero las raíces se adentran más en el suelo negro y acotado.
