La Contadora siente predilección por los artistas denostados, aquellos que resultan incómodos a la sociedad. Realmente no es complicado ser objeto de repulsa y condena al ostracismo, basta con que oses situar un espejo frente a quienes aprietan puñetas, armas y rosarios como amuletos protectores de la moral.
Hoy rebusco del olvido a un autor poco conocido y de brocha con tendencia a la temática reivindicativa: Antonio Fillol Granell, os lo presento con su obra La rebelde porque de alguna manera araña la piel de La Contadora, pero este autor cuenta con obras de gran calado social como El sátiro o La bestia humana.
Pienso que la virtud de Antonio Fillol como pintor es su compromiso con la verdad, otros autores quedan prendados y se convierten en apóstoles de la luz, como es el caso de Sorolla. Sin embargo, Fillol fue un osado, un pintor atrevido que cual Quijote contra molinos de viento, luchaba contra las injusticias sociales, denunciaba a brochazos la perversión de una decadente sociedad enraizada en la podredumbre moral.