Desde que el año pasado que asistimos al GinetaRock y disfrutamos como niños del evento, nos apuntamos la fecha para intentar celebrar este año ese esperadísimo XV aniversario de un festival que ha ido creciendo año tras año. Tanto que, al llegar a su quinceava edición el festival se ha mostrado ante el público como un adolescente al que le ha costado dar ese último estirón.
Con un cartel de lujo donde se alternaban muchas bandas de primera fila y otras emergentes que bien merecían su lugar en el festival, se hicieron necesarios dos escenarios para conseguir meter trece bandas en doce horas y no morir en el intento. Pero, como hemos dicho al principio, esta adolescencia del festival le ha costado algunas molestias típicas del crecimiento y esto ha sido, desgraciadamente, el apartado del sonido que no fue todo lo bien que hubiera sido deseable con algunas de las bandas. Especialmente, el escenario pequeño, que fue el más desfavorecido en este aspecto.